Son personas nacidas en tiempos de conectividad, de una privacidad limitada y de continua movilidad. Eso explica su cautela o su moderada confianza. Aunque quisieran un mundo diferente, y tienen poca esperanza sobre mejoras económicas en los países, no por eso dejaron de ser ambiciosos. Quieren ganar bien, y también quieren calidad de vida. Tener hijos, comprar casa y conducir un carro no define su éxito. No tienen prisa en alcanzar esos bienes o esos estándares clásicos con los que aquellos que tenemos más edad crecimos. Si quieren conocer el mundo, viajar, tener comunidades fuertes y colaborar con ellas.
Tienen alta aceptación de la tecnología. Ven su trabajo y su futuro vinculado a la tecnología. Temen a los ataques cibernéticos. Compran y se mueven por valores y se inclinan por negocios que tienen un impacto positivo en la sociedad. Por eso, lamentablemente, no confían mucho en las empresas y se alejan de aquellas en las cuales perciben un impacto negativo.
Para quienes son millenials o miembros de la generación Z las empresas son las responsables de capacitarlos continuamente para estar preparados para enfrentar los desafíos de la tecnología. En las empresas quieren ver diversidad e inclusión y eso también los ayuda a definir sus inclinaciones y lealtades por una u otra empresa. Son estos elementos de orientación a la actualización continua y acciones reales para generar diversidad e inclusión, los que les ayudan a definir en cuál empresa estar y permanecer.
Conocer estas tendencias, adaptarlas y adaptarnos, es fundamental para la sostenibilidad de los negocios que lideramos.