La oferta de servicios de cuido para adultos mayores migra hacia nuevas condiciones y modelos de negocio. El cambio ha dejado atrás el tradicional concepto de “asilo de ancianos” para enfocar los recursos en servicios a domilicio, estadías en hoteles, residencias de larga estancia, programas de soporte nutricional, terapias y actividades que tienen énfasis en la independencia personal.
Esto responde directamente a que Costa Rica enfrenta un aumento de la población adulta mayor, y en consecuencia genera una demanda creciente y situaciones mayores de dependencia entre los grupos familiares.
Las empresas privadas en este sector han optado por brindar servicios más especializados, una mayor atención a la calidad de vida, y hasta salvaguardar en lo posible la autonomía e independencia del adulto mayor.
Por ejemplo, la compañía Bello Horizonte trabaja bajo el concepto de “hoteles y apartamentos”, y cuentan con habitaciones individuales, baños privados, salones para las actividades, chef, y personal capacitado como psicólogos, terapeutas físicos, y diversos profesionales en salud para atender a esta población.
Franciso Delgado, viceministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social y parte de la Junta Rectora del Consejo Nacional de la Persona Adulto Mayor (Conapam) explicó a EF que se ha observado un “cambio cultural” en este tipo de población, el cual provoca la transición hacia la nueva oferta de servicios.
Por ejemplo, Delgado destacó que actualmente los adultos mayores son más tecnológicos y pueden comunicarse mejor con su familia, esto evidencia una mejor calidad de vida que la de hace unos años atrás. Además, de que los núcleos familiares son cada vez más pequeños y existen menos personas disponibles para brindar los cuidados, por lo que existe esa necesidad de dependencia que necesita ser cubierta.
“La persona mayor no quiere significar una carga para sus hijos. Los proyectos de assisted living (vida asistida) rescatan aún un poco de autonomía y funcionalidad del adulto mayor. Lo de antes eran los centros diurnos y los asilos de ancianos, esto debe ir cambiando por diferentes razones como el enfoque en derechos y cuidados más especializados. Muchos quieren ser cuidados desde la casa”, explicó el vocero de Conapam.
El mercado y la población
En Costa Rica, las organizaciones que atienden personas adultas mayores —en una modalidad de larga estancia, centro diurno o a domicilio— son organizaciones privadas.
No obstante, también existen fundaciones o asociaciones sin fines de lucro certificadas por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) como organizaciones de bienestar social, que una vez que presentan esa condición el Conapam les gira recursos públicos para poder atender los cuidados de personas mayores en condición de pobreza y pobreza extrema (que generalmente, no podrían pagar un servicio de empresa privada).
Sin embargo, esto dejaría a un conjunto de adultos mayores por fuera. Por ejemplo la clase media, que muchas veces tampoco podrían costear un servicio privado.
Entre los servicios dados por las organizaciones de bienestar social de Conapam, están: participación en centro diurno; si no hay una red de apoyo familiar o local se le consigue una residencia de larga estancia; alimentación; artículos de higiene personal y visitas periódicas. La oferta no ofrece servicio a domicilio a gran escala, actividades lúdicas, programas integrales de terapia.
— Conapam.
Delgado indicó que a nivel de Estado, el reto está en crear un sistema de cuidados que vaya respondiendo a una necesidad creciente de la población, el cual debe ser una necesidad social que abarque todos los segmentos.
“El país tendrá que tomar decisiones sobre cómo financiar esos servicios, porque cuando se habla de envejecimiento el énfasis está puesto en pensiones y los regímenes, pero no se ponen a pensar que el envejecimiento genera una mayor demanda de servicios de cuidado y se debería tener una respuesta de cómo implementarlos”, dijo.
De acuerdo con el Conapam, actualmente, casi un 13% de la población costarricense supera los 65 años de edad, esto representa poco más de 626.000 personas; una cifra con tendencia al crecimiento. Se calcula que un 25% de la población tendrá más de 65 años en el 2050.
Asimismo, un 25% de la población adulta mayor vive en pobreza o pobreza extrema.
El nuevo paradigma
EF conversó con tres empresas privadas que brindan sus servicios a la población adulta mayor —Bello Horizonte, Hospital Metropolitano y Bonanza Asistencia— para conocer con más detalle sus modelos de negocio.
También, se consultó al Hogar Carlos María Ulloa sobre su actual oferta de servicios, sin embargo no se obtuvo respuesta ni por llamada telefónica ni por correo electrónico.
Bello Horizonte —ubicado en Avenida 9 en San José— trabaja desde hace tres años bajo la modalidad de hotel, en conjunto con lo que denominan “universidad del adulto mayor” y un proyecto creciente de alimentación saludable.
Ana Alvarado, gerente general de la empresa explicó que el concepto de hotel genera una mayor privacidad para los adultos mayores, en especial en la coyuntura que se vive por la COVID-19. El lugar cuenta con habitaciones individuales, baños privados, salones para las actividades lúdicas, chef, y personal capacitado para atender las necesidades de cada persona como psicólogos, terapeutas físicos, y diversos profesionales en salud.
Por otra parte, están desarrollando un programa integral denominado “universidad del adulto mayor” enfocado en diferentes terapias: cognitivas, geromotricidad, comunicación y lenguaje, física, social y cultural; esto unido a un proyecto de alimentación saludable —se trabaja sobre las patologías del adulto mayor— en alianza con el Colegio de Nutricionistas y la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed).
En el lugar, las personas pueden optar por el servicio de residencias, centro diurno o solo las terapias. También, ofrecen el servicio postoperatorio y esperan reanudar el transporte una vez que se controle más el manejo de la pandemia en el país.
“El concepto de una residencia no es solo que la gente vaya a dormir o comer, sino que los adultos mayores se vayan a encontrar algo más que una experiencia de servicio. Un adulto es un cliente, y también las familias que integran ese proceso”, expresó Alvarado.
La gerente manifestó que los precios mensuales para la estadía en las habitaciones del hotel pueden rondar entre los ¢400.000 y los ¢900.000, según el estado físico y cognitivo del adulto y también porque disponen de habitaciones compartidas (para familias).
En cuanto al centro diurno, hay paquetes por ejemplo de diez sesiones diarias de terapia por ¢170.000 o diez días en residencia entre ¢200.000 y ¢250.000.
Por su parte, el Hospital Metropolitano puso en marcha —derivado del centro de cáncer del Hospital— la atención a domicilio para los pacientes adultos mayores portadores de enfermedades oncológicas terminales o no terminales.
La oferta compone: toma de muestras del laboratorio; citas de rutina de médico al hogar; internamiento que es básicamente el traslado del hospital al hogar del paciente con equipamiento, asistencia de enfermería 24/7, médicos especializados y farmacia. También, ofrecen terapia física, respiratoria y soporte nutricional.
“Muchos de los usuarios no quieren institucionalizar a su familiar —llevarlo a un centro diurno o un asilo— sino que quieren tenerlo en su casa, pero no hacerse cargo por diferentes motivos o no se sienten en la capacidad”, explicó Marco Ferrandino, coordinador del programa de atención domiciliar de Hospital Metropolitano.
“Ese es el nicho y la oferta de valor que busca el Hospital Metropolitano, proveer la atención para que el paciente tenga una robusta atención médica y el equipamiento que requiere, pero desde su hogar rodeado de su familia”, agregó Ferrandino.
Una visión similar comparte la empresa Bonanza Asistencia, quienes creen que el mejor lugar del adulto mayor es dentro de su hogar junto con su familia. “El ambiente repercute mucho en el estado de ánimo del paciente”, dijo Denilson Elizondo, director de Enfermería de Bonanza Asistencia.
Bonanza brinda servicios de asistencia domiciliaria especializado en pacientes adultos mayores, con demencia y con limitaciones físicas. Según explicó Elizondo, los servicios se brindan en las siete provincias del país, en el lugar en que el paciente se encuentre, ya sea en su casa, en un hogar de ancianos, en un hospital o hasta un paseo.
Ofrecen: asistencia en cuido (enfermería, acompañamiento básico y doméstico, choferes); terapias (física, cognitiva, ocupacional); consultas con médico general, de cuidados paliativos y psicología clínica.
También, cuentan con el servicio de alquiler y venta de equipo e insumos médicos, como sillas de ruedas, tanques de oxígeno y sueros.
“Las cotizaciones se adecúan a las necesidades del cliente. Lo primero es coordinar una entrevista con la persona para valorar cuál es la situación del paciente, evaluar lo que necesita y poder ajustar el presupuesto a eso”, afirmó el director de enfermería.
Por otra parte, la empresa cuenta con convenios con aseguradoras extranjeras y un sistema que se llama hipoteca inversa (aquellos pacientes que no tienen las condiciones económicas para pagar un servicio, pero por ejemplo tienen una propiedad, tienen la posibilidad de financiar con el inmueble a cambio del costo del servicio).
Una obligación país
En marzo de este año, se lanzó la “Política Nacional de Cuidados 2021-2031″, una iniciativa pública diseñada para ofrecer bienestar a personas adultas mayores, con discapacidad o con enfermedades crónicas que necesitan apoyos y cuidados para realizar sus actividades diarias.
Así como, ampliar la cobertura de prestaciones ya existentes y sumar nuevas modalidades de cuidados que combinan el entorno familiar y el uso de la tecnología, como el servicio de teleasistencia y fortalecer la Red de Cuido de Personas Mayores.
“Uno de los objetivos de la política es evitar la institucionalización de esta población, poniendo énfasis en servicios de base domiciliar que posibiliten a las personas en situación de dependencia permanecer en su hogar la mayor cantidad de tiempo”, se lee en la página web de Casa Presidencial.
Delgado manifestó que para lograr estas propuestas es necesario una actualización del marco normativo e invertir más en esta población.
“Por ejemplo, el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH) podría desarrollar viviendas específicas, edificios, o condominios adaptados a las necesidades de los adultos mayores. Eso no se puede implementar porque la ley no faculta a las instituciones públicas para que lo puedan hacer”, dijo el viceministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social de Conapam.
“El Conapam tiene una capacidad instalada muy reducida —50 personas para todo el territorio nacional— y un presupuesto limitado que proviene del Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf)”, agregó.
Por ahora, se proponen algunas soluciones para hacer “acciones eficientes” con los recursos que se tienen al alcance:
- Priorizar poblaciones y decidir cuáles pueden recibir atenciones en residencia o a domicilio.
- Establecer en el corto plazo un esquema de eco-pagos, donde las personas puedan hacer una contribución a los servicios y que el Estado subsidie el resto.
- Una mejor redistribución de los recursos que tiene Fodesaf, ya que solo una parte pequeña le corresponde al Conapam para un sector con una demanda creciente.