Al definir metas y objetivos, o sueños y aspiraciones, tenemos que asegurarnos de tener los pies bien puestos sobre la tierra. Hay que pasar cada idea por el filtro de la realidad, someterla a la prueba ácida de la sana crítica. Este ejercicio puede evitarnos frustraciones, gastritis y desperdicio de recursos y oportunidades. Es una de las lecciones que nos deja el episodio de la lucha del Caballlero de la Triste Figura contra los molinos de viento.
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Un texto con una dosis de sorna, no en contra del idioma inglés sino del abuso con anglicismos de moda
No todo el que desea gobernar sabe qué hacer con esta enorme responsabilidad... si no que lo diga el escudero de Don Quijote de la Mancha