Así como Costa Rica, la mayoría de los países de América Latina enfrentan un gran desafío: el crecimiento de la productividad en la región ha quedado rezagado frente al promedio global, lo cual tiene serias implicaciones para las empresas y las economías en general.
Entre 2002 y 2022, el crecimiento de la productividad en la región se redujo de 1,5% a -0,5%. El empleo, que ha sido el principal motor de crecimiento en los últimos 20 años, ahora se ve amenazado por una transformación demográfica que tiende a disminuir la fuerza laboral.
Para 2060, se espera que más del 20% de la población de la región tendrá más de 65 años, comparado con el 10% en 2024. Con ello, la ventaja demográfica que impulsaba el crecimiento del empleo seguirá desapareciendo.
Frente a esta realidad, la Inteligencia Artificial (IA) ofrece una oportunidad para que América Latina impulse su economía a través de un aumento en la productividad. Sin embargo, lograr este objetivo también dependerá de importantes factores estructurales y estratégicos.
Así lo señalaron expertos de la firma global McKinsey durante un foro empresarial celebrado el 14 de octubre en ciudad de México, donde presentaron sus perspectivas para la región. Varios de los expositores sostuvieron un encuentro posterior con periodistas centroamericanos, en el cual participó El Financiero.

“A nivel macro, Latinoamérica posee un gran potencial, pero tiene que superar algunos desafíos estructurales”, comentó Phillip Haugwitz, socio de la firma y líder de McKinsey Digital en México.
Fundada en 1926, McKinsey & Company es una firma global de consultoría, dirigida a “ayudar a instituciones de los sectores privado, público y social a lograr mejoras sustanciales y duraderas en su desempeño”. Desde 2010 posee operaciones en Costa Rica.
El factor humano
Uno de los factores que determinan el nivel de productividad en las empresas es el recurso humano.
“Cuando las empresas se vuelven más productivas, también lo hacen las economías. Aumentar el valor que crea cada trabajador también promueve el aumento de los salarios y las ganancias de las empresas”, dice un reciente informe de McKinsey, titulado El poder de uno: cómo las empresas destacadas aumentan la productividad nacional.
Según la firma, una de las principales barreras para elevar la productividad en América Latina es la escasez de talento calificado, lo cual resulta paradójico en una región con más de 600 millones de habitantes.
Por ello, los países deberían mejorar la inversión en la formación continua de su capital humano, para que este pueda mantenerse actualizado, adquirir las competencias requeridas por el mercado laboral e implementar nuevas tecnologías en su trabajo, como la IA.
En este sentido, Haugwitz destacó la importancia de promover el upskilling, definido como el proceso de desarrollar y mejorar las habilidades existentes de los trabajadores para que puedan ser más eficientes y competentes en sus labores.
“Para impulsar la productividad se requiere el esfuerzo conjunto del sector privado y el sector público, que debe crear las condiciones para atraer inversiones al país. Una de esas condiciones es la formación de talento, pero no solo se trata de una buena educación inicial, sino de la capacitación continua que demanda un mundo donde todo cambia rápidamente”, afirmó.
Andrés Cadena, socio senior de McKinsey en Colombia y miembro del McKinsey Global Institute, mencionó como un caso de éxito la capacidad que tuvo Costa Rica para atraer esta compañía al país, hace 15 años. Hoy, esta es la oficina más grande de la firma en la región, con más de 2.000 colaboradores.
“Cuando decidimos abrir una oficina en América Latina, yo intenté que fuera en Colombia, pero ganó Costa Rica. Esto se logró porque su país entendió muy bien lo que buscábamos. No queríamos solo tener una oficina con 50 personas, sino generar un hub de conocimiento, donde lo más importante era el talento”, afirmó.
Añadió que un factor decisivo para la empresa fue el manejo del idioma inglés por parte del personal costarricense.
Desde su perspectiva, formar un capital humano capaz de añadir valor a su trabajo cobra más relevancia frente al envejecimiento poblacional que experimentan los países de la región, como Costa Rica. Según estimaciones, para 2050 solamente habrá tres trabajadores activos por cada jubilado.
“El crecimiento en nuestros países se ha sostenido por cantidad de horas trabajadas, no por productividad. Ya no podemos seguir creciendo con mano de obra barata ni con un recurso humano joven, dispuesto a trabajar más horas, porque nuestra población está envejeciendo. Solo si logramos producir más y mejor por cada hora laborada podremos mover la aguja y desarrollarnos”, manifestó Cadena.
Aumentar la inversión
Los análisis de McKinsey indican que la baja inversión ha frenado el crecimiento de la productividad en la región.
En los últimos 25 años, el aporte de la inversión al crecimiento de la productividad en los países latinoamericanos ha sido la mitad que en naciones comparables en Asia y África.
Durante ese mismo lapso, la región ha perdido un 15% de su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

“América Latina es una región grande, dinámica y con una gran abundancia de recursos naturales, cuyo desempeño y participación en la economía global ha estado por debajo de su verdadero potencial”, expresó Cadena.
En su opinión, los países deberían hacer un mayor esfuerzo por añadir valor a su producción y generar confianza para atraer más capital a la región.
Específicamente, mencionó tres áreas de inversión que resultan críticas para que América Latina desarrolle su potencial: revitalizar su base industrial, avanzar en la digitalización y aprovechar mejor sus recursos naturales.
Según dijo, las capacidades demostradas y la posición estratégica de la región le permiten escalar en sectores emergentes impulsados por la digitalización, que presentan importantes oportunidades a mediano y largo plazo.
Para ello, la región debería acelerar la adopción de nuevas tecnologías y de la inteligencia artificial.
Por su parte, Haugwitz señaló que las brechas en infraestructura digital siguen siendo un reto en la región, aunque existe una gran oportunidad para la instalación de centros de datos con energías limpias.
Destacó que cada vez más países ofrecen acceso a datos abiertos; sin embargo, todavía no existen los niveles requeridos en cuanto a su disponibilidad y calidad.
Finalmente, según McKinsey, acelerar la productividad es un asunto de estrategia, más que de eficiencia. Así se desprende del informe El poder de uno, en el cual se destaca que un pequeño número de empresas contribuye con la mayor parte del crecimiento de la productividad en países como Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido.
“La productividad crece en potentes ráfagas a medida que las empresas encuentran nuevas formas de crear y escalar nuevo valor”, describe el informe.
Otra publicación de la firma, titulada Fuera de balance: ¿Qué depara el futuro al crecimiento, la riqueza y la deuda?, señala que el mundo se encuentra financieramente desequilibrado.
Entre otros datos, destaca que el 1% más rico de la población posee al menos el 20% de la riqueza.
“Solo la aceleración de la productividad, en gran parte gracias a la tecnología, restablece el equilibrio y, al mismo tiempo, mantiene la riqueza y el crecimiento”, concluye.
En el contexto geopolítico actual, marcado por las políticas proteccionistas de Estados Unidos, elevar la productividad es una tarea urgente para que un país como Costa Rica logre retener la inversión extranjera e impulsar su crecimiento.