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Hay un conjunto de temas puntuales que pueden empezar a resolverse rápidamente: son elementos que incidirían positivamente en todo el sistema, y son relativamente fácil de atender. Uno de ellos es el desarrollo de competencias digitales de los docentes.
De las pocas cosas buenas que dejó la pandemia fue el paso contundente hacia la adopción generalizada de las tecnologías para apoyar los aprendizajes.
En algún momento la calidad en la educación fue quedando postergada, como un “deseable” segundo objetivo que no llegaba a desarrollarse.
Este 2022 el comienzo de las clases sin duda es diferente y tiene un significado especial, fuerte y grave.
¿Existen las condiciones para que, de contarse con ese equipo líder, puedan desplegarse los giros y correcciones que ocupa el sistema de formación de educadores?
La crítica a las debilidades que se han documentado, debe tener la intención de ayudar a mejorar la educación. Pero cada logro también debe contar
Cada candidato debe, de manera clara, precisa y concreta, explicarnos cómo propone resolver los grandes problemas que enfrenta el país.
Requerimos con urgencia una transformación real del sistema educativo
El país tiene un proyecto que marcará un antes y un después en el sistema educativo costarricense al promover en los estudiantes el auto aprendizaje, y generar las sinergias que estimularán el intercambio de conocimiento.
Esta extraordinaria capacidad hace que cada acción que ejecutamos y repetimos se vaya convirtiendo en una especie de circuito neuronal dominante, mientras que los circuitos que dejamos de usar se van debilitando.
América Latina ha sido la región de todo el planeta que más días estuvo con las aulas cerradas por causa de la pandemia, y Costa Rica ha ocupado uno de los primeros lugares entre sus vecinos.
Los padres de familia fueron dejando de ser socios de los docentes para volverse más bien cómplices de la desaplicación de sus hijos (ser aplicado era antes un deber y un orgullo, hoy la palabra ni se usa).
La huella inicial que se marcó en nuestro cerebro con el primer aprendizaje de algo no se borra nunca: se puede ajustar y hasta formar una nueva huella “corregida” pero no borramos la original
Una educación apoyada en las tecnologías necesita diseñarse con un uso intencionado y especializado de las herramientas digitales.
La forma en que navegamos por las redes fomenta un pensamiento superficial, y no promueve el pensamiento conceptual.