En un giro irónico de los acontecimientos que marca el pulso de la inteligencia artificial, OpenAI ha declarado oficialmente un “Código Rojo” interno.
La compañía, que hasta hace poco lideraba indiscutiblemente el sector, ha reconocido una amenaza competitiva directa que pone en riesgo su hegemonía tecnológica frente a Google.
Esta declaración, emitida por el CEO Sam Altman, representa una inversión total de los roles observados hace tres años.
Si en 2022 fue Google quien activó sus alarmas de emergencia ante la irrupción de ChatGPT, en 2025 es OpenAI quien se ve obligada a entrar en “modo de emergencia” al percibir que está perdiendo su ventaja estratégica.

El detonante: El “salto generacional” de Google
La activación de esta alerta máxima responde a informes internos que señalan que la competencia ha cerrado la brecha de calidad. Específicamente, el lanzamiento y despliegue masivo del modelo Gemini 3 de Google ha sido identificado como la amenaza principal.
Según el análisis de la situación, el nuevo modelo de la competencia supera a las versiones actuales de ChatGPT en tres pilares fundamentales: calidad, capacidad de razonamiento y velocidad de respuesta.
A esta presión externa se suma un creciente descontento interno y externo respecto al producto estrella de OpenAI. La compañía ha detectado un aumento en las quejas de los usuarios sobre la fiabilidad del sistema, citando respuestas repetitivas —fenómeno conocido como “pereza del modelo”— y una falta de precisión en tareas complejas. La percepción general es que, mientras OpenAI se estancó en mejoras incrementales, Google ha logrado dar un verdadero salto generacional.
Reestructuración inmediata: Calidad sobre ingresos
El “Código Rojo” ha desencadenado una reestructuración total de las prioridades en las oficinas de San Francisco. La directiva de Altman ha sido tajante: recuperar la supremacía tecnológica es más importante que los ingresos a corto plazo.
Esta nueva estrategia implica el sacrificio de proyectos lucrativos para concentrar todos los recursos de ingeniería en mejorar el producto principal. Los cambios confirmados incluyen:
- Pausa en la publicidad: Se han detenido los planes para insertar anuncios en ChatGPT, evitando así degradar la experiencia de usuario en un momento crítico.
- Suspensión de nuevos productos: El lanzamiento del asistente de voz avanzado, conocido como “Pulse”, y las nuevas herramientas de compras han sido retrasados indefinidamente.
- Enfoque en ingeniería: Todos los equipos han sido reasignados para solucionar los problemas de “alucinaciones” (errores factuales), mejorar la lógica del modelo y optimizar su velocidad.
Qué pueden esperar los usuarios
Para el usuario final, esta crisis interna se traducirá en cambios tangibles durante las próximas semanas. La estrategia de OpenAI se aleja de las distracciones comerciales: es poco probable que aparezcan funciones de compras o anuncios intrusivos en el corto plazo.
En su lugar, se prevé el despliegue de “actualizaciones silenciosas” destinadas a estabilizar el rendimiento del chat. Asimismo, fuentes cercanas a la estrategia sugieren que la compañía podría acelerar la salida de modelos de respuesta mejorados en un intento desesperado por contrarrestar la ofensiva de Gemini 3.
En resumen, OpenAI ha decidido sacrificar su expansión comercial inmediata para asegurarse de que ChatGPT vuelva a ser, indiscutiblemente, la mejor inteligencia artificial del mercado antes de que se produzca una migración masiva de usuarios hacia la solución de Google.
