La movilidad eléctrica está consolidándose en el transporte terrestre, con vehículos y autobuses de todo tipo que recorren las calles en muchos países. Costa Rica, de hecho, es uno de los líderes en Latinoamérica en la penetración de autos eléctricos, aunque está más rezagado en transporte público.
No obstante, esta tecnología está entrando a dos nuevos ámbitos: el aéreo y el acuático. Aunque en otras latitudes hay más avances, ver aeronaves y embarcaciones eléctricas sigue siendo algo inusual y es especialmente innovador en la región latinoamericana.
En Costa Rica, Argentina y Uruguay se están desarrollando proyectos pioneros que marcarán el rumbo de la movilidad eléctrica aérea y acuática en América Latina.
Vuelos con drones
Costa Rica es el campo de prueba de Bluenest, división de la multinacional Globalvía enfocada en la movilidad eléctrica aérea. La empresa tiene operaciones en el territorio nacional, pues administra la ruta 27 entre San José y Caldera, lo que facilitó la escogencia del país como sitio de pruebas.
Bluenest tiene como objetivo construir y operar un vertipuerto en Liberia, una palabra que nace de los vocablos “vertical” y “puerto”, y que básicamente se usa para designar un sitio de despegue y aterrizaje de drones. Este en particular, estaría enfocado en recibir vehículos aéreos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical, conocidos por el acrónimo en inglés de eVTOL.
En marzo de este año, la empresa, en conjunto con el aeropuerto de Liberia y Reserva Conchal, realizó un vuelo demostrativo con el modelo EH216, el primer eVTOL no tripulado certificado para el transporte de pasajeros, fabricado por EHang, empresa china que va a la delantera en ese país asiático.
EHang es uno de los cinco fabricantes con los que Bluenest está trabajando para desarrollar prototipos de aeronaves eléctricas. Estas cinco asociaciones son las que se han hecho públicas, pues existen otras que se mantienen en sigilo, comentó José Ignacio Rodríguez, Managing Director de Bluenest.
Rodríguez estuvo de visita en Costa Rica en octubre, en el Congreso Latinoamericano de Movilidad Eléctrica, organizado por la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (Asomove).
Los otros cuatro partners de Bluenest son el fabricante alemán de aerotaxis Lilium; Eve Air Mobility, subsidiaria de la brasileña Embraer; Hyundai; y el fabricante español de soluciones de movilidad eléctrica Crisalion.
Sin embargo, el modelo de EHang está más adelantado, pues ya está certificado en China, (aunque falta certificarse en Europa y Estados Unidos), ha volado con más de 1.000 pasajeros a través del permiso experimental en el gigante asiático, además de que ya hay unidades vendidas.
“En 10 años podrán volar en vehículos eléctricos”.
— José Ignacio Rodríguez, Managing Director de Bluenest.
En Costa Rica, Bluenest propone crear rutas aéreas entre Liberia y playas cercanas, como Flamingo o Papagayo, en vuelos de unos 20 minutos aproximadamente. No obstante, aún falta un par de años, como mínimo, para el transporte de pasajeros.
A partir de abril de 2025 la empresa hará pruebas con carga médica con un dron que puede levantar hasta 3 kg y volar hasta 120 km por hora. La idea es probar el manejo con el viento y la meteorología, además de encontrar el trazado ideal de las rutas.
“Cuando validemos la ruta óptima para cada localización ya estaremos preparados para vender a pasajeros”, aseguró Rodríguez.
Por ahora, los vuelos de prueba están despegando a 2 km del helipuerto de Liberia, pero a futuro buscarán despegar desde dentro del aeropuerto Daniel Oduber. De hecho, existe un diseño de un vertipuerto que se localizará en esa terminal. Además, Rodríguez afirmó que en el nuevo plan de desarrollo del Daniel Oduber se considera la inclusión de este servicio.
Bluenest aspira a probar el vertipuerto con diferentes marcas y ofrecer el espacio para despegue y aterrizaje. Para que una aeronave pueda volar con pasajeros debe estar certificada, así también como la aerolínea que desee operar la ruta. Estos dos temas aún están en marcha a nivel mundial y se deben ajustar procedimientos.
Tampoco está claro el costo final para el usuario. Se estima que un vuelo con dron eléctrico podría costar al pasajero entre $100 y $200, una reducción de un 60% aproximadamente con respecto a un viaje en helicóptero.
A nivel mundial también hay diferencias de visión entre China y Europa. La regulación del Viejo Continente prefiere que el vuelo sea comandado por un piloto, mientras que en el país asiático optan por los vuelos autónomos. Esa disparidad podría ser un escollo para la certificación de las empresas.
Toyota y Stellantis en Estados Unidos, Volocopter en Europa y EHang en China son algunas de las empresas más adelantadas que podrían empezar a ofrecer vuelos comerciales en 2025.
Transporte acuático
Uruguay y Argentina son los protagonistas del transporte eléctrico acuático en América Latina. Ambos países tienen proyectos en marcha que son pioneros en la región.
Uruguay tendrá en 2025 el barco eléctrico de pasajeros más grande del mundo. Se construye actualmente en Australia, cuesta $188 millones y tendrá 130 metros de eslora, 300 metros cuadrados de áreas comunes, con capacidad para 2.100 pasajeros y 226 autos.
La empresa propietaria es Buquebús, encargada de la ruta marítima que conecta Buenos Aires con Uruguay. Este nuevo barco se usará en el trayecto entre la capital argentina y la ciudad uruguaya de Colonia, trayecto con una duración de una hora aproximadamente.
“Hemos trabajo en la reglamentación de lo eléctrico en Uruguay”, indicó Rodrigo Zorrilla, directivo de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (Auder), quien agregó que el proyecto del barco eléctrico es una inversión privada de la empresa.
Uruguay es uno de los países con más penetración de vehículos eléctricos en Latinoamérica, con cerca de 10.000 autos de este tipo para este año, para una población de 3,3 millones de habitantes.
El otro proyecto se lleva a cabo en Argentina, específicamente en el delta del río Paraná, que desemboca en el río de La Plata, al norte de Buenos Aires.
Al ser una amplia zona de canales y riachuelos, el transporte de los habitantes ha sido históricamente en embarcaciones. Lo nuevo es que desde 2018 está en pruebas una lancha reconvertida a ecolancha, pues se le instaló un motor eléctrico.
Los resultados hasta el momento son positivos, tanto por un menor costo de mantenimiento como por el beneficio para el entorno, debido a la menor contaminación y la eliminación del ruido.
“El consumo es nulo, la durabilidad es excelente, no tiene mantenimiento, no genera ruido y cuida el hábitat”, resumió Sergio Álvaro, presidente de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (Aavea), quien expuso el proyecto durante el congreso.
La idea es que este ejemplo sirva para empezar un proceso de recambio de cerca de 100 lanchas, que serán nuevas y eléctricas, con capacidad para 60 personas.
Dicho recambio se ha retrasado pues es necesario cerrar varios temas pendientes. Uno es la regulación y otro el apalancamiento económico para facilitar la transición a los conductores de lanchas. Además, el cambio de gobierno en Argentina generó incertidumbre sobre las decisiones del nuevo Ejecutivo en esta materia. Álvaro comentó que esperan lograr avances en 2025.
La adopción de vehículos eléctricos en Argentina va a paso lento. Un obstáculo es que el país sudamericano carece de una legislación sobre electromovilidad, aunque hay esfuerzos separados en ordenanzas municipales o empresariales.