Australia acaba de convertirse en el primer país del mundo en implementar una prohibición total del acceso a redes sociales para menores de 16 años, una medida que entró en vigor el 10 de diciembre de 2024.
La legislación, que afecta a plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, X, YouTube, Reddit y Kick, impone multas de hasta 49,5 millones de dólares australianos a las empresas que no implementen “medidas razonables” para bloquear el acceso de menores.
La decisión del gobierno australiano se fundamenta en la necesidad de “proteger la salud mental y el bienestar de los niños y adolescentes”, pero ¿qué dice realmente la evidencia científica sobre el impacto de las redes sociales en esta población?
El consenso emergente: correlación confirmada, causalidad debatida
La investigación científica ha identificado asociaciones consistentes entre el uso problemático de redes sociales y efectos negativos en la salud mental adolescente. Un metaanálisis publicado en 2022 que examinó 18 estudios con 9.269 participantes encontró correlaciones estadísticamente significativas entre el uso problemático de redes sociales y depresión, ansiedad y estrés en adolescentes y adultos jóvenes. La correlación más fuerte se observó con síntomas de ansiedad, aunque los investigadores destacaron una alta heterogeneidad entre estudios.
Sin embargo, el tamaño del efecto es modesto. Un metaanálisis que evaluó la asociación entre el uso de redes sociales y síntomas depresivos en adolescentes de 11 a 18 años encontró una correlación positiva pequeña pero significativa (r=.11, p<.01). Los autores concluyeron que “la alta heterogeneidad junto con el pequeño tamaño del efecto observado sugiere que otros factores probablemente actúan como moderadores significativos de la relación”.

Estudios longitudinales: el tiempo importa
Los estudios longitudinales, que rastrean a los mismos individuos a lo largo del tiempo, proporcionan evidencia más sólida sobre la direccionalidad de estos efectos. Una investigación publicada en 2020 que siguió a adolescentes islandeses durante tres años encontró que el aumento del uso de redes sociales se asoció con incrementos débiles pero significativos en síntomas de depresión, ansiedad social y ansiedad física a lo largo del tiempo. Crucialmente, el estudio reveló que “la conexión entre el uso de redes sociales y los síntomas de depresión y ansiedad física se fortaleció con el tiempo”, aunque los investigadores enfatizaron que los tamaños del efecto pequeños “indican que estas asociaciones pueden carecer de significancia clínica”.
Un estudio británico que utilizó datos de Understanding Society, siguiendo a más de 3.000 jóvenes, encontró que el uso intensivo de redes sociales (más de 4 horas diarias) se correlacionaba significativamente con mala salud emocional y mayores problemas conductuales. Por el contrario, el uso limitado (menos de 3 horas) mostró una correlación positiva moderada con las relaciones entre pares.
La investigación interna de Facebook: un punto de inflexión
Un elemento crucial en el debate público surgió en 2021 cuando The Wall Street Journal reveló investigaciones internas de Facebook que mostraban que Instagram empeoraba los problemas de imagen corporal en una de cada tres adolescentes. Según los documentos internos de la compañía, “hacemos que los problemas de imagen corporal empeoren para una de cada tres adolescentes”. Además, entre los adolescentes británicos y estadounidenses que reportaron pensamientos suicidas, el 13% y 6% respectivamente atribuyeron el deseo de quitarse la vida a Instagram.
Arturo Bejar, exgerente de ingeniería de Facebook, señaló que los datos internos mostraban consistentemente los daños, pero la compañía no actuó adecuadamente. Una investigación interna de 2021 realizada por una empleada de Instagram que creó una cuenta falsa como niña de 13 años buscando consejos de dieta fue dirigida a contenido gráfico y recomendaciones para seguir cuentas tituladas “skinny binge” y “apple core anorexic”.
El papel de los algoritmos en la amplificación del daño
La investigación científica reciente ha identificado los algoritmos de recomendación como un factor amplificador del riesgo. Un estudio de 2023 encontró que el algoritmo de TikTok puede inundar a usuarios adolescentes con videos sobre métodos de pérdida de peso rápida, incluidos consejos para consumir menos de 300 calorías diarias. La investigación periodística del Wall Street Journal reveló que la página “Para Ti” de TikTok alimentó a cuentas adolescentes con decenas de miles de videos sobre pérdida de peso en solo unas semanas.
Un informe de Amnistía Internacional de 2023 documentó cómo el sistema de recomendación de TikTok atrae rápidamente a niños y jóvenes que ven contenido relacionado con salud mental hacia “madrigueras de conejo” de contenido potencialmente dañino. Según la investigación, las cuentas “vulnerables” fueron recomendadas tres veces más videos dañinos y 12 veces más videos de autolesión que las cuentas “estándar”.
Las voces críticas: ¿pánico moral o preocupación legítima?
No todos los investigadores están convencidos de que la evidencia justifique prohibiciones drásticas. Amy Orben, líder de grupo en la Unidad de Cognición y Ciencias del Cerebro del Medical Research Council de Cambridge, ha criticado las metodologías utilizadas en algunos estudios prominentes. Orben señaló que, estadísticamente hablando, comer una papa todos los días tenía un peor impacto en el bienestar que el uso de redes sociales. Ella argumenta que las redes sociales pueden ser útiles en momentos de ansiedad y soledad.
Un estudio del Oxford Internet Institute que examinó datos de casi un millón de personas en 72 países no encontró evidencia de que las redes sociales condujeran a daño psicológico. Los investigadores criticaron estudios anteriores por contener errores como “medir incorrectamente el compromiso con internet y tecnologías relacionadas, muestras de conveniencia sesgadas y dependencia de evaluaciones autoreportadas”.
Recomendaciones de organismos científicos
La Asociación Americana de Psicología (APA) emitió en 2023 un asesoramiento de salud sobre el uso de redes sociales en la adolescencia, destacando que “usar redes sociales no es inherentemente beneficioso o dañino para los jóvenes”. La APA señaló que “los jóvenes con síntomas de enfermedad mental, como adolescentes con ansiedad social, depresión o soledad, por ejemplo, pueden beneficiarse de las interacciones en redes sociales”, pero recomendó que el uso de redes sociales por parte de los adolescentes “debe estar precedido por capacitación en alfabetización mediática”.
El Cirujano General de Estados Unidos, Vivek Murthy, emitió un asesoramiento en mayo de 2023 advirtiendo sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes. Murthy declaró a la revista Time: “Después de revisar los datos, no hay suficiente evidencia de que sea seguro para nuestros niños”. El asesoramiento concluyó que “no hay suficientes datos para decir que las plataformas de redes sociales son seguras para los niños” y que “existe evidencia creciente de que el uso de redes sociales está asociado con daños”.
La decisión de Australia de prohibir el acceso a redes sociales para menores de 16 años representa un experimento social sin precedentes. Mientras algunos investigadores argumentan que la evidencia justifica medidas drásticas, otros advierten contra simplificar excesivamente una relación compleja y abogan por soluciones más matizadas.
Lo que parece claro es que la adolescencia representa una ventana de vulnerabilidad particular debido al desarrollo neurobiológico en curso, con el cerebro adolescente mostrando mayor sensibilidad a señales sociales y respuestas emocionales exageradas. La combinación de esta vulnerabilidad neurológica con plataformas diseñadas para maximizar el tiempo de uso y algoritmos que pueden dirigir contenido dañino a usuarios susceptibles crea un escenario de riesgo que justifica preocupación y acción, aunque el nivel y tipo de intervención adecuados continúan siendo materia de debate científico y político.
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Este artículo fue publicado por un editor de El Financiero asistido por un sistema de inteligencia artificial.
