Desde la reconstrucción de Notre Dame de París hasta el escaneo de las pirámides de Egipto, pasando por la observación de monumentos en zonas de guerra, la tecnología digital y la inteligencia artificial (IA) revolucionan la preservación del patrimonio mundial.
Si en el siglo XIX, el arquitecto Eugène Viollet-Le-Duc (1814-1879) tenía que realizar sus mediciones a mano o preparar gran cantidad de moldes de yeso para restaurar Notre Dame, hoy en día los especialistas en patrimonio tienen acceso a réplicas digitales muy precisas de esta obra maestra del arte gótico, devastada por un incendio en 2019.
Gracias a las imágenes tomadas por drones y a las mediciones con escáneres láser, “el modelo 3D reproduce con exactitud el monumento y todas sus deformaciones e imperfecciones, como una radiografía del cuerpo humano”, explica a AFP Frédéric Gourdet, de la empresa francesa AGP (Art graphique & Patrimoine), fundada en 1994 y pionera en tecnologías digitales para el patrimonio cultural.
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En el caso de Notre Dame, “pudimos comparar el antes y el después del incendio, una mina de oro”, añade.
AGP, que había tomado medidas de la estructura antes del incendio, digitalizó gran parte de la catedral al día siguiente del siniestro y la totalidad unas semanas más tarde.
“Gemelo digital”
El desarrollo de un “gemelo digital de la catedral o maqueta 3D inteligente permitió diagnosticar, estudiar y reconstruir el edificio gracias a la producción de documentos gráficos, métricos y relativos a las estructuras debilitadas”, precisa Gourdet.

Este doble digital, esencial para instalar los andamios y colocar las grúas, también permitió estudiar la resistencia al viento de la aguja de la catedral, explica Emmanuel di Giacomo, responsable de modelado de información para la edificación e inteligencia artificial en Autodesk, una empresa estadounidense asociada a AGP para el proyecto de Notre Dame.
“La IA generativa (productora de contenidos) nos permitió simular todo el desarrollo de la obra con un ahorro de tiempo considerable, generando propuestas”, afirma.
Por ejemplo, cada una de las 189 bóvedas de la catedral se recreó digitalmente, al igual que los elementos del armazón que se transportaban en barcazas por el Sena, para poder disponerlos y ensamblarlos como una especie de Lego gigante, siguiendo un orden estricto, detalla.
La empresa de software estadounidense, que participará en la creación de equipamiento para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, apuesta por soluciones innovadoras “restaurando el patrimonio existente en lugar de construir nuevas estructuras”, según este especialista.
Pirámides, basílicas y mezquitas
El uso de la IA también está “revolucionando” los trabajos de la empresa francesa Iconem, que ha realizado “el primer escaneo de alta resolución de las pirámides egipcias del yacimiento de Guiza”, afirma su cofundador, Yves Ubelmann.
“Utilizamos la IA para realizar cálculos a gran escala y restituir la realidad tal y como es, deteriorada o no, lo que constituye la base para reconstruir el estado anterior de los monumentos y sitios patrimoniales”, indica.

“También es una herramienta científica muy valiosa para la conservación, la gestión y la protección del patrimonio artístico y arquitectónico”, añade.
Iconem reconstituyó íntegramente la basílica de San Pedro de Roma con su necrópolis romana, objeto de una exposición inmersiva.
También creó una maqueta virtual del primer yacimiento de Angkor, en Camboya, que el público podrá descubrir en un museo que abrirá sus puertas en 2026 en Siem Reap.
En zonas de guerra, la empresa digitalizó la mezquita Al Nuri de Mosul, en Irak, reducida a cenizas en 2017 y posteriormente restaurada con la Unesco, así como el yacimiento de Palmira y la ciudad de Alepo, en Siria, y Beirut, “territorios cuyos datos estaban en peligro de desaparecer”, explica Ubelmann.
Hoy en día, añade, “los programas de IA están entrenados para observar las zonas que hay que proteger” gracias a las imágenes por satélite.
Según el cofundador de Iconem, recientemente se detectaron saqueos de yacimientos arqueológicos en el norte de Afganistán.
Para un país como Costa Rica, que alberga un significativo patrimonio arquitectónico y arqueológico —desde el Teatro Nacional hasta el Monumento Nacional Guayabo—, estas herramientas representan una oportunidad para modernizar las técnicas de conservación, potenciar el turismo a través de experiencias inmersivas y optimizar proyectos complejos de infraestructura.