Tribu-CR, la nueva plataforma de la Administración Tributaria que entrará en funcionamiento el 4 de agosto de 2025, forma parte de un esfuerzo de la Administración Tributaria por modernizar el sistema de cumplimiento fiscal, en busca de una mayor eficiencia, transparencia y fortalecimiento de la capacidad de cumplimiento voluntario mediante el uso de herramientas tecnológicas que mejoren la gestión tributaria del país.
Según lo han expresado las autoridades del Ministerio de Hacienda, se trata de una plataforma renovada, con mejores controles de acceso, mayor seguridad, trazabilidad, automatización y con funcionalidades integradas que anteriormente estaban dispersas en varias plataformas. No obstante, limitar su análisis únicamente al ámbito tecnológico puede llevar a subestimar su alcance.

Tribu-CR implica no solo un cambio de sistema, sino también una evolución en los procesos asociados al cumplimiento tributario. Y como todo proceso de mejora, requiere una preparación adecuada, ajustes operativos y una visión integral orientada al cumplimiento eficiente.
Entender la transición a Tribu-CR como una simple migración digital podría llevar a que algunas organizaciones no dimensionen correctamente el alcance de los cambios, ya que, junto con este nuevo sistema, se proponen también modificaciones en los formularios para la declaración y pago de impuestos. En primer lugar, esto representa una revisión de las dinámicas de cumplimiento tributario. En segundo término, un ajuste e implementación de los cambios necesarios para cumplir con los nuevos requerimientos.
Este es uno de los elementos que merece especial atención, aunque ha sido menos abordado. Hasta ahora, gran parte de la atención se ha concentrado en los aspectos tecnológicos: la creación de nuevos usuarios y contraseñas, los mecanismos de autenticación y de seguridad o la integración de funcionalidades en una misma plataforma. Sin embargo, los cambios propuestos en los formularios ―en cuanto a la información que se solicita, su estructura, su periodicidad y los procesos que implica para los contribuyentes― representan un punto que merece su consideración con detenimiento.
La implementación de Tribu-CR contempla un número significativo de proyectos de resolución ―aún pendientes de publicación definitiva en el Diario Oficial―, mediante los cuales se planten cambios a los formularios relacionados con obligaciones como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto sobre las Utilidades, retenciones en la fuente, remesas al exterior, rentas del capital mobiliario e inmobiliario, ganancias de capital, suministros de información, entre otros.
Por mencionar solo algunos, entre los cambios propuestos más visibles destaca la evolución en la declaración del Impuesto sobre las Utilidades, que pasará ahora a ser tres formularios diferenciados según el tipo de contribuyente (persona física, jurídica o persona pública) y en el que además se solicita un mayor nivel de detalle en aspectos como los gastos deducibles. En el caso del IVA, se modifica la estructura del formulario, dejando atrás la segmentación por actividad económica para adoptar una clasificación por tarifa, a la vez que se incorporan casillas automatizadas y un mayor desglose en el tratamiento de ciertas operaciones o tratamientos tributarios.
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Las declaraciones informativas también podrían experimentar transformaciones. Algunas que anteriormente se presentaban de manera anual o acumulada, ahora se propone que deban reportarse de forma mensual y con mayor nivel de detalle. Tal es el caso de la declaración informativa de retenciones en la fuente por concepto de salarios, la cual pasaría a ser mensual y adoptaría una lógica más precisa que incluye, por ejemplo, una identificación clara de los distintos tipos de renta que se pagan, asignación de códigos específicos por tipo de renta, indicación de si un empleado percibe ingresos de múltiples empleadores, entre otros. Asimismo, otros formularios, como el de retenciones sobre remesas al exterior, también podría ser actualizado, requiriendo un mayor nivel de detalle en la información a reportar, como por ejemplo, si se aplican disposiciones de convenios para evitar la doble imposición, código específico por tipo de renta, etc.
Otra novedad la encontramos en la propuesta de creación de una retención del 2% en las ganancias de capital derivadas del traspaso de bienes inmuebles entre sujetos domiciliados y su respectiva declaración. Junto a esto, se propone también un mecanismo de control entre la Administración Tributaria y el Registro Nacional que condiciona la inscripción de documentos a la verificación del pago correspondiente de este impuesto.
Estos son solo algunos de los muchos cambios propuestos. Todo ello plantea una pregunta clave para las organizaciones: ¿están adecuadamente preparadas para gestionar estas nuevas exigencias en el cumplimiento tributario?
Tribu-CR no solo representa una modernización tecnológica, sino que consolida una evolución en la forma en que se concibe y ejecuta el cumplimiento tributario, en línea con tendencias que se han venido desarrollando en los últimos años. En este nuevo contexto, el cumplimiento tributario ya no es una función exclusiva del área contable. Exige una colaboración activa entre áreas como tecnología, recursos humanos, finanzas, contabilidad, legal y operaciones, y requiere de una comprensión integral, desde un primer momento, de cómo se estructuran, documentan, clasifican y tratan las distintas operaciones desde una perspectiva tributaria y contable.
Ante este escenario, resulta fundamental que las empresas revisen de forma anticipada sus flujos de cumplimiento tributario y cómo se ven impactados por Tribu-CR: identificar dónde están los cambios, cómo se consolida y valida la información, qué sistemas la generan y qué procesos internos existen para su revisión y aprobación. Asimismo, será clave definir planes de capacitación para los equipos involucrados, de forma que comprendan no sólo los cambios operativos, sino que también sus implicaciones tributarias. Igualmente, es importante asegurar que la información tributaria se encuentre actualizada, organizada y debidamente respaldada, particularmente aquella que debe migrar de las plataformas existentes como, por ejemplo, información del Registro Único Tributario (RUT), declaraciones de periodos fiscales anteriores, saldos a favor o créditos fiscales.
A partir de agosto, la Administración Tributaria contará con una plataforma más moderna, robusta e integrada, según lo han manifestado las autoridades, y las empresas que evalúen y adecúen con anticipación los procesos internos de cumplimiento tributario y gestión de los impuestos a esta nueva realidad, podrán estar mejor preparadas para una transición ordenada hacia Tribu-CR.
Entender las modificaciones, evaluar los impactos, identificar brechas, adaptar procesos internos, revisar sistemas informáticos, documentar operaciones, y capacitar equipos, son sólo algunos pasos clave. En este proceso, el acompañamiento técnico y estratégico puede marcar la diferencia.
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El autor es gerente Senior de Política Fiscal de EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana