Durante décadas, hablar de inversión extranjera directa (IED) en Costa Rica se delimitaba casi, exclusivamente, al Gran Área Metropolitana (GAM). Sin embargo, esa realidad está cambiando. Cada vez más empresas multinacionales están apostando por establecerse en distintas regiones, llevando consigo empleos de calidad, encadenamientos productivos y desarrollo para las comunidades.
Este cambio es el resultado de una visión país que apuesta por ampliar las oportunidades de inversión y empleo, impulsando las capacidades regionales y articulando esfuerzos entre el sector público, privado, la academia y demás actores del ecosistema regional. Gracias a este enfoque, al 2024, 151 empresas multinacionales fuera del GAM están generando más de 53.200 empleos. El régimen de zona franca ha sido un catalizador de este proceso: el 44% de estas empresas operan bajo el modelo, demostrando su papel fundamental en la descentralización de la IED en el país.
El dinamismo regional es cada vez más palpable. Según cifras de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer) el número de proyectos de inversión extranjera directa en estas zonas se duplicó, alcanzando cifras récord y pasando de una media de 5 proyectos en los últimos años a 13 en 2023 y 16 en el 2024; con un compromiso de generar cerca de 5.000 empleos una vez instaladas. Zonas como Puntarenas, Guanacaste y Limón han empezado a posicionarse como sitios estratégicos para la agroindustria, la manufactura liviana, el sector alimentario y, cada vez más, los servicios especializados.
No obstante, persisten retos importantes. Aún existe concentración sectorial: de las 10 principales empresas empleadoras fuera del GAM –que representan el 70% del empleo total en estas regiones–, 5 pertenecen al sector agrícola, 2 a turismo, y 1 empresa para los sectores comercio, industria alimentaria, y sector industrial. Esto nos lleva a redoblar esfuerzos para diversificar aún más la matriz productiva regional, incentivando inversiones en áreas como tecnología, servicios empresariales, manufactura avanzada y liviana, salud, y otras industrias de alto valor agregado.
La llegada de inversión tiene un efecto multiplicador en las regiones: no solo genera empleo directo, sino que dinamiza la economía local mediante encadenamientos productivos, contratación de servicios logísticos, transporte, alimentación, mantenimiento, inversión residencial, entre otros. De ahí la importancia de continuar eliminando barreras y fortaleciendo la competitividad de las regiones.
Casos como el de San Carlos y Barranca -destacados en el Programa Estado de la Nación 2024- reflejan cómo la formación técnica en tecnologías de información, idiomas y habilidades blandas está ampliando las posibilidades de empleabilidad para las personas jóvenes de estas zonas.
Tanto los avances como los desafíos son evidentes, y demandan una atención integral y articulada. Si queremos que Costa Rica siga consolidándose como un destino competitivo en todas las regiones, es indispensable asumir un rol activo en todas las áreas. Desde mejorar la infraestructura y el acceso a conectividad digital, hasta agilizar los procesos de permisos, la formación de talento técnico, profesional y bilingüe y el fortalecimiento de la seguridad regional: cada acción aporta al objetivo común de llevar más desarrollo y bienestar a todas las regiones.
Asimismo, es vital visibilizar los logros alcanzados y replicar las buenas prácticas. En sectores tradicionalmente rezagados, encontramos señales claras de transformación: Guanacaste ha diversificado su base productiva más allá del turismo, albergando empresas de servicios, manufactura e industria alimentaria. San Carlos y otros cantones de la región Huetar Norte -altamente reconocidos por su producción y éxito en el sector agrícola- empezaron a moverse hacia sectores como tecnologías de información y comunicación, lo cual abre una oportunidad de diversificación productiva y más empleo de calidad.
Hoy, más que nunca, tenemos la oportunidad de demostrar que el desarrollo no debe estar limitado por la geografía. Para construir un país más equitativo y competitivo, debemos seguir impulsando la inversión extranjera como uno de los motores de desarrollo y bienestar en todas las regiones del país.