En la vida vamos teniendo diferentes ciclos, unos se cierran y otros se abren y es desde esa perspectiva que como seres humanos nos rejuvenecemos, mejoramos y crecemos.
Hay diferentes circunstancias que nos hacen cerrar ciclos, por ejemplo, la finalización de un periodo profesional, la conclusión de un trabajo y de una relación, entre otros; y son estos cierres los que nos permiten encontrar en nosotros habilidades diferentes y extraordinarias que, bien canalizadas, nos ayudan a alcanzar sueños, metas e ideales.
Estos mismos procesos de cierre también propician el abrirnos a nuevas posibilidades y oportunidades; nuevos trabajos, relaciones, experiencias, aprendizajes y conocimientos. Pero no se trata únicamente de finalizar etapas y abrir otras, sino de tener un propósito claro y elocuente, que nos dirija y ayude a encontrar sentido a eso nuevo que vivimos y que emprendemos.
La palabra propósito viene del latín propositum, compuesto del prefijo pro- (hacia adelante) y positum participio de ponere (poner), significa poner algo hacia adelante, un deseo, una meta, un sueño, un anhelo. Por ello, tener un propósito es tan importante ya que nos anima, nos impulsa y nos motiva día a día para luchar por eso en lo que creemos y que deseamos; aspecto que está íntimamente asociado al concepto de misión de vida.
Al inicio de un nuevo año es aún más relevante tener una idea clara de nuestro propósito, ya que esto nos ayudará a pasar de vivir en automático, a encontrar una dirección precisa y definida en nuestra vida, e incluso concretar metas más trascendentales, priorizando sobre lo verdaderamente importante.
En relación a esto el reconocido autor Stephen Covey, en su famoso libro, “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, menciona 7 hábitos sumamente enriquecedores para iniciar un nuevo año, y uno de ellos está asociado con el tema del propósito, y es el “Comenzar con un fin en mente”. Este hábito engloba la idea de crear primero las cosas en nuestra mente, comprendiéndolas, hallándoles un sentido y construyéndolas mentalmente para después verlas concretadas a nivel material.
Sin un propósito establecido, sin una misión definitiva, cualquier inicio, proyecto e incluso la vida, va perdiendo su dirección y sentido. Por eso, es fundamental para el inicio de este 2023, establecer con claridad nuestro propósito, y actuar consistentemente con base en el mismo. En este sentido, hay algunas preguntas que nos pueden ser de mucho provecho, como por ejemplo:
¿Quién soy?
¿Qué es lo más importante para mí?
¿Qué añoro a nivel personal, familiar y profesional?
¿Cuáles son mis talentos, dones y virtudes?
¿Cuáles son los aportes que considero que deseo hacer?
¿Cuál es el legado que deseo dejar como persona?
¿Deseo lograr un equilibrio físico, mental, social y espiritual en mi vida?
¿Qué es eso en mí que deseo mejorar?
¿Cuál es el camino para lograrlo?
Es fundamental hacernos estas preguntas, como un ejercicio de introspección, que permita evaluar cómo y dónde estamos y hacia dónde deseamos dirigirnos, pero también estableciendo un plan específico para lograrlo. Es ideal no solo pensar en las respuestas a dichas preguntas, sino además escribirlas en una libreta o cuadernillo donde podamos verlas proyectadas y registradas. Estos ejercicios definitivamente nos ayudan a tomar un papel más protagónico, donde pasamos de ser personajes pasivos a agentes activos, concientes y protagonistas de nuestra propia vida.
Y es que tener un propósito además nos ayuda a ilusionarnos. La ilusión y la esperanza en la vida son fundamentales para disfrutar de todo aquello que hacemos. Con relación a esto el reconocido autor, Jim Rohn, en su libro “Siete estrategias para alcanzar riqueza y felicidad”, menciona que, “los que encaran el futuro con anticipación, planifican un futuro por el que merece la pena entusiasmarse. Pueden «ver» el futuro con los ojos de su mente y les parece fantástico. El futuro se apodera de su imaginación y ejerce una atracción enorme sobre ellos.”
Por eso es fundamental tener un propósito, pero que este propósito también cuente con un plan específico y objetivos definitivos que contribuyan a su logro. Algunas otras preguntas que según el autor, podríamos hacernos para establecer objetivos específicos que nos ayuden con logro del propósito, son las siguientes:
1. ¿Qué quiero hacer?
2. ¿Qué quiero ver?
3. ¿Qué quiero tener?
4. ¿Qué es lo que deseo compartir?
Además de las preguntas, según Jim Rohn es fundamental:
Hacer una descripción detallada de lo que deseamos.
El motivo por el que se desea lograr ese objetivo.
Relacionado con lo anterior, Jim Rohn menciona, “Como verá, lo que desea es un poderoso motivador, sólo si detrás de ello existe una buena razón para conseguirlo. Encontrará que objetivos que alguna vez ha considerado importantes, ya no ejercen ninguna atracción sobre usted, simplemente porque no es capaz de descubrir una buena razón para desearlos de verdad. Esto es bueno. Porque la labor de clarificación le está forzando a reflexionar, redefinir y revisar. Y una vez clarificado esto vamos avanzando hacia el punto principal: ayudarle a planificar su futuro.”
Definitivamente tener un propósito nos ilusiona, da magia a nuestra vida, nos entusiasma y anima. Todo inicio nos permite abrirnos a nuevas posibilidades, pero también demanda una importante cuota de responsabilidad, de disciplina, de trabajo mental y de compromiso consigo mismo (a); así como una toma de conciencia y de acción.
Somos protagonistas de nuestra propia vida y es en ese entendido que construimos nuestro camino y porvenir y que aportamos también a la vida de los demás.
¡Que iniciemos este año nuevo con un propósito definido! ¡Feliz 2023!
La autora es psicóloga y consultora.