La transformación del mercado de ferreterías en Costa Rica ha ido de la mano con la evolución económica, social y tecnológica del país. El sector ha ido evolucionando desde la creación de negocios familiares que atendían las necesidades locales hasta la aparición de grandes cadenas y la integración del comercio electrónico.
En sus primeras etapas, el mercado ferretero costarricense estaba dominado por negocios tradicionales, a menudo operados por familias, que ofrecían una gama limitada de productos esenciales: clavos, martillos, herramientas básicas y algunos materiales de construcción. La relación con el cliente era personal y la confianza mutua era la base de las transacciones.
Estos pequeños establecimientos eran puntos de referencia en barrios y pueblos, con el típico mostrador que fue testigo de muchas historias en la ferretería. ¿A quién no le pasó, por ejemplo, que de niños los padres los mandaron a buscar algo en particular y al llegar decían “me puede vender el chunchito, la piecita o un cosito?”, poniendo en aprietos a los dependientes y tal vez hasta desatando las risas de otros clientes.
Algunos negocios familiares de este segmento crecieron y se consolidaron como grandes cadenas, llevando sus productos a varias zonas del país. Por otra parte, a inicios de los años 2000 llegaron a Costa Rica marcas internacionales que cambiaron la dinámica del mercado.
Ahora es común visitar las ferreterías y negocios dedicados a la venta de materiales de construcción con un amplio surtido, pasillos organizados y una experiencia de compra más orientada al autoservicio, similar al modelo de los supermercados.
La evolución del mercado ferretero en Costa Rica no solo se ha manifestado en el tamaño y la estructura de sus puntos de venta, sino también en una mayor diversificación de su oferta de productos. Lo que antes eran tiendas estrictamente dedicadas a herramientas y materiales de construcción, se han transformado en verdaderos centros de soluciones para el hogar, el jardín, tecnología, mascotas y otros productos para el hogar que van evolucionando al ritmo de los cambios en la población.
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Este es un nicho de negocio con bastantes competidores en Costa Rica. Según datos solicitados por El Financiero al Ministerio de Hacienda, hay registrados 5.071 contribuyentes en la categoría de vendedores de productos ferreteros y materiales para la construcción; de esos, casi 3.500 se dedican a la venta al por menor artículos de ferretería, pinturas, madera y materiales para la construcción.

Los protagonistas
¿Quiénes son los actores con mayor peso en este segmento? EF le presenta un recuento de las empresas más destacadas en el ámbito ferretero y de construcción en el país. Se eligieron las entidades con al menos tres sucursales. Se incluyó también, por su trayectoria, a la ferretería Brenes.
Grupo Materiales
En la zona sur esta es una de las empresas más fuertes en el segmento ferretero y de construcción. Fue fundada en 1998 en San Vito de Coto Brus por el costarricense Odilio Villalobos y su equipo de trabajo con el objetivo de brindar soluciones en esos puntos del país.
Actualmente tienen nueve puntos de venta: San Vito, Sabalito, Agua Buena, Potrero Grande, La Costa (Osa), Puerto Jiménez, Ciudad Neily y Laurel, siendo esta la última que abrió sus puertas. Según su página web, en Grupo Materiales laboran más de 200 personas.
EPA
Esta cadena de ferreterías llegó al país en el 2004 e introdujo en ese momento una novedad en el sector: el autoservicio. Sus clientes tenían la posibilidad de recorrer los pasillos de la ferretería con un carrito similar a los supermercados.
Su primer local abierto en Costa Rica fue el de Curridabat, cerca del Indoor Club, en 2004 y dos años más tarde abrió sus puertas la sede de Escazú.
La casa matriz de la cadena se fundó en Venezuela en 1992. Aunque en la web se destaca que al inicio pertenecía al grupo Blohm, ahora la marca no se quiso referir sobre quienes son los actuales propietarios.
Además de Costa Rica, EPA tiene presencia en países como Guatemala o El Salvador. En suelo costarricense la empresa tiene actualmente tiendas en Belén, Escazú, Tibás, Desamparados, Curridabat y está por abrir una más en Cartago. Esta inauguración está prevista para el final del primer semestre del año.
Según confirmó Mauricio Plano, gerente general de la compañía en el país, actualmente en EPA trabajan más de 1.000 colaboradores y, aunque no precisó detalles, indicó que la cadena espera seguir expandiéndose en territorio costarricense.
El Lagar
El proyecto de El Lagar se fundó en el cantón de Desamparados en San José, en 1968 de la mano del empresario nacional Ángel Mora, pero tras casi cuatro décadas de su fundación, el grupo guatemalteco Progreso compró las acciones de El Lagar, pasando a ser el nuevo propietario.
En ese momento, el conglomerado expandía sus operaciones con negocios en Costa Rica y el resto de Centroamérica, sin embargo, las cosas no salieron como esperaban.
Siete años después del negocio, las operaciones de El Lagar volvieron a manos costarricenses. A partir del 2013 Grupo El Lagar S.A. es la entidad que se mantiene al frente del negocio y según la red LinkedIN, el empresario Ricardo Mora, hijo del fundador, funge como CEO de la compañía, continuando con la tradición familiar.
Esta cadena de ferretería y materiales para la construcción tiene 26 puntos de venta físicos a lo largo del país. Cuenta además con una fuerza laboral de alrededor de 2.000 colaboradores.
Según Alan Vargas, gerente de mercadeo de la compañía, la próxima apertura de la cadena será la de Ciudad del Este, en Curridabat. Se espera que esta nueva sucursal esté lista en noviembre entrante.
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Las Gravilias
Esta ferretería y depósito de materiales se fundó en 1989, como una idea del empresario German Quesada, quien actualmente continúa como presidente de la empresa según el sitio LinkedIn. Eso sí, Las Gravilias actualmente pertenece a la misma corporación que El Lagar.
Según consta en el sitio web de Las Gravilias tiene siete locales: Desamparados, Aserrí, Tres Ríos, Alajuelita, San Miguel de Desamparados, Cartago y Patarrá.
Grupo Colono
Grupo Colono fue fundado en 1978 en Cariari de Pococí, de la mano de José Alberto Castillo Calvo y Salvador Saborío Barrantes. Al igual que El Lagar, Colono fue vendido al mismo grupo guatemalteco, pero en 2013 volvió a manos de sus dueños originales.
Actualmente, la empresa es familiar y tiene tres divisiones: agropecuaria, construcción y otra que tiene varios negocios como un hotel, una librería, una ganadería, una empresa de seguridad, entre otros. Castillo Calvo continúa como presidente del Grupo.
En la división Construcción, bajo la marca Colono Construcción cuentan con 61 almacenes físicos, ubicados en todo el territorio nacional, pero también con canales digitales. En el caso de la División Agropecuaria, se cuenta con 36 almacenes en Costa Rica y presencia en Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Honduras y Guatemala.
En total, Grupo Colono tiene más de 4.000 colaboradores.
“Las cadenas de ferreterías se han vuelto más agresivas, incorporando mayor agilidad en los procesos de compra, instalaciones grandes, disponibilidad de parqueo y la inclusión de productos que se dirigen a segmentos que las ferreterías tradicionales no atendían como los artículos de hogar, productos importados con muy buen precio y fuertes inversiones en publicidad que no eran temas tan frecuentes en la industria ferretera de hace 15 o 20 años”, indicó Esteban Valverde, jefe de mercadeo de la empresa.
Novex
En agosto de 2020, en medio de la incertidumbre por la pandemia, el grupo salvadoreño Vidri anunció que incursionaría en Costa Rica con la marca de ferretería Novex. En ese momento, inauguró su local en Curridabat y posteriormente, en diciembre de 2021, se expandió a Escazú.
El año pasado la empresa invirtió $10 millones en la construcción de su centro de distribución en Grecia.
A finales de marzo pasado, esta cadena de capital cuscatleco anunció el inicio de la construcción de su tercer local en territorio nacional, específicamente en San Francisco de Heredia, cerca del mall Oxígeno. Para completar este proyecto, que tendrá una extensión de 10.000 metros cuadrados, entre la tienda y parqueos, se realizó una inversión de $15 millones.
Esta será la ferretería más grande de Novex no solo en Costa Rica, sino de la región centroamericana. Según los directivos de la cadena, la apertura está prevista para finales de este año.
“Costa Rica se ha convertido en un importante mercado para crecer. Nos sentimos emocionados de estar cada vez más cerca de nuestros clientes y con esta apertura generar una inversión importante en el país, que se traduce en generación de empleos indirectos y también, 140 empleos directos”, indicó Carlos Ramírez, gerente general de Novex.
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Materiales Irazú
Esta es otra de las empresas de peso en el sector ferretero costarricense, de origen 100% nacional. De acuerdo con su sitio web actualmente tienen cinco sedes: Tres Ríos, San Sebastián, Coronado, Hatillo y Heredia.

Brenes
Probablemente para muchos este sea un apellido común en Costa Rica, pero en Heredia es mucho más. Se trata de una empresa familiar que se fundó en una esquina en el centro de la provincia en 1983 y que ahora prácticamente ocupa toda una cuadra, siendo una de las marcas más reconocidas en el ámbito ferretero costarricense y dando empleo a más de 100 personas.
Por muchos años esta ferretería estuvo ligada con el equipo de baloncesto Brenes - Barva, el cual obtuvo nueve títulos en el ámbito local, incluidos seis consecutivos entre 2006 y 2011. Debido a problemas de organización de la liga y otros factores, finalmente el equipo dejó de competir en 2017.
Actualmente, la empresa continúa al mando de la familia Brenes, con Freddy Brenes como gerente general. El Financiero intentó contactarlo, sin embargo, no respondió los correos enviados.
Más competencia
Esta expansión en la oferta no ha sido un camino solitario para las ferreterías. La inclusión de productos de hogar y jardín las ha puesto en competencia directa con otros grandes actores del comercio minorista: los supermercados y las tiendas departamentales.
Los supermercados, aprovechando su alta afluencia de clientes y su estrategia de “todo en un mismo lugar”, han comenzado a dedicar secciones específicas a productos ferreteros básicos, herramientas de uso común, artículos de jardinería e incluso pequeños electrodomésticos o utensilios de cocina. Aunque su surtido no es tan especializado como el de una ferretería, su conveniencia y, a menudo, sus precios competitivos, los convierten en una opción atractiva para compras impulsivas o necesidades puntuales.
Por su parte, las tiendas departamentales y los hipermercados, que tradicionalmente se enfocaban en ropa, electrónica y artículos para el hogar, también han ampliado su oferta para incluir una gama considerable de productos que antes eran exclusividad de las ferreterías. Estamos hablando, por ejemplo, de menaje de cocina, decoración, mobiliario para el hogar y jardín, lámparas, y una selección de herramientas y artículos de ferretería.
Esta competencia ha forzado a las ferreterías a afinar sus estrategias. La especialización sigue siendo un diferenciador clave: mientras que un supermercado o una tienda departamental ofrece una selección limitada, la ferretería puede proporcionar asesoramiento experto, una mayor variedad de marcas y modelos, y productos más técnicos o de nicho.
Tampoco podemos dejar por fuera de la ecuación a las ferreterías de barrio, que han sabido adaptarse con éxito al cambio y continuarán sirviendo a las comunidades en las que de momento no han llegado las grandes cadenas.
