Nueva York. General Electric (GE), en dificultades, anunció este lunes 13 de noviembre que centrará su actividad en tres sectores (aeronáutica, salud y energía), procediendo a suprimir miles de empleos a fin de reducir costos.
El fabricante de motores de aviones y turbinas, cuya capitalización bursátil cayó en más de $100.000 millones desde enero, también venderá sus actividades en el sector de transportes y servicios de electricidad, en el marco de cesión de activos por $20.000 millones.
Se desprenderá además del grupo de servicios petroleros estadounidense Baker Hughes, que controla, aunque no podrá concretar ese desprendimiento hasta 2019.
El plan resultará en una General Electric “más sencilla y más enfocada”, dijo el CEO John Flannery.
“La complejidad nos ha hecho daño”. añadió.
GE cerrará centros de investigación y desarrollo en Shanghai, Rio de Janeiro y Munich, y mantendrá solo dos en Nueva York y Bangalore (India).
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Estas decisiones irán acompañadas de una nueva cura de austeridad que incluye la eliminación de miles de empleos, aunque GE no dio el número de puestos de trabajos afectados ni las regiones involucradas. Se habla de 24.000 asalariados.
Al final del 2016, la empresa tenía 295.000 empleados a nivel mundial.
Pero la rama GE Power, que abarca Alstom, será objeto de una gran revisión para hacer cara a la evolución en el mercado de la energía.
Además de reducir la cifra del personal, el consejo de administración tampoco se salvará de cambios: su composición pasará a 12 miembros de 18 a partir de abril de 2018.
La remuneración de los dirigentes será a partir de ahora ligada al desempeño de la empresa y de la acción, insistió Flannery, durante una presentación ante los inversionistas en Nueva York.
Flannery tomó la batuta el 1 de agosto con la misión de hacer reflotar GE, que ya se desprendió en los últimos años, entre otros, de los estudios de cine Universal, la cadena de televisión NBC y de activos financieros.
En 2009, afectada por su filial financiera GE Capital, el grupo había tomado una medida similar, que el presidente ejecutivo de entonces, Jeff Immelt, había calificado como la “peor decisión” tomada durante su gestión de 16 años.