El gobierno de Estados Unidos adquirirá una participación accionaria de casi el 10% en el gigante tecnológico Intel, culminando dos semanas de intensas negociaciones en Washington sobre el futuro de la emblemática compañía de semiconductores.
La información, revelada por el presidente Donald Trump, fue reportada por el diario The Wall Street Journal.
Según el mandatario, el acuerdo se alcanzó como parte de las discusiones sobre la reestructuración de la compañía y en el marco de las millonarias subvenciones que Intel ha recibido a través de la Ley CHIPS de 2022, diseñada para fortalecer la industria de microprocesadores en suelo estadounidense.
El pacto se concretó tras una reunión la semana pasada entre Trump y el CEO de Intel, Lip-Bu Tan. Días antes de este encuentro, el propio presidente había solicitado la renuncia de Tan debido a sus antiguos vínculos con China. Sin embargo, el CEO logró causar una buena impresión en el mandatario. “Pensé, ¿saben qué? Creo que a Estados Unidos se le debería dar el 10% de Intel”, declaró Trump al recordar la conversación que condujo al acuerdo.
La participación del gobierno será del 9,9% y se financiará mediante la conversión de aproximadamente $8.000 millones que la empresa ya ha recibido en forma de subvenciones. A pesar de esta importante participación accionaria, el Secretario de Comercio, Howard Lutnick, aclaró en una entrevista que el gobierno no ocupará un puesto en la junta directiva ni desempeñará un papel importante en la gobernanza de la empresa.
La medida llega en un momento crítico para Intel. Según analistas de la industria, la compañía está perdiendo cerca de $1.000 millones de dólares al mes y necesita urgentemente asegurar nuevos clientes y contratos para sus divisiones de diseño y fabricación. La noticia fue recibida positivamente por los mercados, y las acciones de Intel registraron un alza de alrededor del 7% el viernes por la tarde.

El vínculo con Costa Rica
Para Costa Rica, las noticias sobre la estructura global de Intel son de gran relevancia. La compañía fue pionera en la atracción de inversión de alta tecnología a finales de los noventa y su presencia fue clave para transformar el perfil productivo del país, convirtiéndose durante décadas en un pilar de la economía nacional.
Precisamente, este anuncio llega en un momento de gran sensibilidad, tras la confirmación de Intel en 2025 del cierre de su planta de ensamblaje y pruebas en el país. Esta decisión representa un golpe para la economía costarricense y renueva la incertidumbre que ya se vivió hace unos años, cuando la multinacional tomó una decisión similar.
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Sin embargo, al igual que en el pasado, la empresa no se marchará por completo. Intel ha reafirmado que reinventará su presencia en Costa Rica, manteniendo y enfocando sus operaciones en el robusto centro de investigación y desarrollo y en su megacentro de servicios globales, que son considerados operaciones estratégicas de alto valor.
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Este artículo fue publicado por un editor de El Financiero asistido por un sistema de inteligencia artificial.