En un mundo cada vez más convulso, que en los últimos años ha sufrido una pandemia, varias guerras, crisis comerciales y crecientes tensiones geopolíticas, los países están constantemente amenazados por choques externos que amenazan su estabilidad; en especial, cuando se trata de economías pequeñas y abiertas, como la de Costa Rica.
Para reducir esa vulnerabilidad y fortalecer su blindaje financiero ante eventuales contingencias, Costa Rica solicitó acceso a una Línea de Crédito Flexible (LCF) del Fondo Monetario Internacional (FMI), por un monto aproximado de $1.500 millones. Este es equivalente al 300% de la cuota que paga el país como miembro de la entidad.
La solicitud fue realizada el 28 de mayo por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) y aprobada este 2 de junio por el FMI. El acuerdo brindará acceso a la LCF con una vigencia de dos años y con una revisión intermedia de cumplimiento de criterios de elegibilidad en junio del 2026.
Desde que se anunció la intención de realizar la solicitud, divulgada por el Ministerio de Hacienda, algunos han cuestionado, ¿por qué pedir un nuevo crédito, si el país tiene reservas por más de $14.466 millones?
“No es un préstamo, sino un producto de acceso crediticio que nos da la facilidad de solicitar un desembolso, hasta por el monto aprobado, en caso de presentarse un choque externo o un problema de balanza de pagos. Si algo pasara, en ese momento yo tendría que justificar cuál es la razón que hace necesario obtenerlo”, explicó Róger Madrigal, presidente del BCCR.
En una reciente entrevista con El Financiero, el jerarca comparó el instrumento con un seguro: lo ideal es no necesitarlo, pero, en caso de necesitarse, lo ideal es tenerlo.
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La LCF brinda acceso a todo el monto disponible una vez aprobado. Al tratarse de un instrumento de carácter precautorio, ese acceso no implica, por sí solo, un incremento en el saldo de reservas internacionales del BCCR, ni en el endeudamiento del país.
“No es que van a aparecer $1.500 millones de reservas de la noche a la mañana por firmarlo, simplemente es tener la posibilidad de acceder a eso”, dijo Madrigal a EF.
Desde la perspectiva del BCCR, la aprobación de la línea de crédito refuerza la confianza de los mercados financieros y mejora la posición externa del país. Además, evidencia el compromiso de la política monetaria con la búsqueda de una inflación baja y estable.
Reconocimiento
Durante la actual administración, el BCCR ha insistido en la necesidad de fortalecer el blindaje financiero del país.
“¿Qué pasa si el precio del petróleo o las tasas de interés se elevan y ahora la deuda es más cara? O ¿qué pasa si viene otra pandemia y las vacunas son muy caras? El Banco Central debe de tener reservas suficientes para hacerle frente a ese choque inicial, no quiere decir que va a subsidiar, pero el país necesita tener esa capacidad”, aseguró Madrigal.
El jerarca destacó que la línea de crédito del FMI “es algo que se le da a muy pocos países, y no se hubiera podido pedir si Costa Rica no tuviera las condiciones que tiene hoy en día”.

En efecto, la LCF está concebida para atender la demanda de préstamos de prevención y mitigación de crisis proveniente de países con marcos de política e historiales económicos muy sólidos, según se describe en el sitio web del FMI.
Entre los criterios para otorgar este beneficio, la entidad revisa que el país cuente con finanzas públicas sólidas, incluida una situación sostenible de la deuda pública; un nivel de inflación bajo y estable, en el contexto de un marco sólido de política monetaria y cambiaria, y una supervisión eficaz del sector financiero.
“Costa Rica cuenta con fundamentos económicos y marcos de política institucional muy sólidos. Su impresionante historial de reformas ha impulsado el crecimiento del PIB, reducido la deuda pública y disminuido la pobreza. Las perspectivas económicas son favorables”, dijo Kenji Okamura, Subdirector Gerente y Presidente en funciones del FMI, mediante un comunicado emitido por la entidad.
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El instrumento no solo pretende aumentar la resiliencia del país frente a choques externos, sino que también brindaría mejores condiciones de acceso al financiamiento y una mayor confianza por parte de los mercados, según lo señaló el Ministerio de Hacienda al anunciar la solicitud.
Acceso a los recursos
Costa Rica ya había solicitado el apoyo del FMI a través del Instrumento de Financiamiento Rápido en abril de 2020; un acuerdo de Servicio Ampliado (SAF) aprobado el 1 de marzo de 2021 y completado el 14 de junio de 2024, y el acuerdo del Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad (SRS) aprobado el 14 de noviembre de 2022 y completado el 14 de junio de 2024.
A diferencias del SAF, la LCF no tiene condicionalidad expost, en la que los desembolsos estén sujetos al cumplimiento de objetivos y reformas específicas.
La calificación se evalúa regularmente para los países que desean mantener el acceso. En el caso de Costa Rica, se solicitó un acuerdo precautorio de dos años.
El directorio del Fondo debe realizar un examen de las políticas del país dentro de los 12 meses posteriores a la aprobación del acuerdo, con el fin de evaluar si se siguen cumpliendo los criterios para mantener el acceso a los recursos en el segundo año.
En estos casos el país debe contar con un nivel de reservas que se mantenga relativamente holgado, con independencia de las posibles presiones sobre la balanza de pagos que justifiquen la asistencia del FMI.
Según el comunicado del Fondo, las autoridades del país tienen la intención de tratar el acuerdo de la LCF como precautorio y estudiarán la posibilidad de solicitar una reducción del acceso en el futuro si los riesgos externos disminuyen.