Treinta años después de haber dejado su primer trabajo en la Bolsa Nacional de Valores (BNV), donde fue subdirector de Operaciones hasta 1995, Mario Vásquez Castillo regresó este 5 de mayo para convertirse en el director general corporativo de dicha entidad, justo cuando esta se prepara para celebrar su 50 aniversario, en agosto de 2026.
Desde su perspectiva, esta es una oportunidad para capitalizar la experiencia acumulada por la BNV e impulsar un mayor desarrollo del mercado de valores en Costa Rica. El economista conversó con El Financiero sobre sus planes para la institución.
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Usted asume la dirección de la Bolsa Nacional de Valores en un momento de alta volatilidad e incertidumbre en el mercado bursátil internacional. ¿Cuál debería ser el rol y la prioridad de la BNV en este contexto?
Ahora estamos viviendo un momento de incertidumbre, producto de las condiciones que están afectando la dinámica de los mercados de capitales internacionales. Sin embargo, la incertidumbre siempre va a estar presente en los mercados.
La labor que le corresponde a la bolsa es ser garante de que se den las condiciones para que los puestos de bolsa, los inversionistas institucionales, los inversionistas domésticos y los emisores que acceden a esta plaza, cuenten con las herramientas para llevar adelante sus transacciones en cualquier contexto.
El mercado de valores costarricense se caracteriza por su escasa profundidad y liquidez, especialmente el mercado secundario. ¿Cuáles son sus propuestas para imprimirle un mayor dinamismo a este mercado y democratizar más la bolsa?
La Bolsa ya ha venido trabajando en el objetivo de desarrollar y profundizar el mercado secundario, con iniciativas como el programa Creadores de Mercado, en coordinación con el Ministerio de Hacienda.
Lo importante es conectar los puntos necesarios para desarrollarlo y entender que un mercado más profundo y más líquido es más beneficioso para todos, en el sentido de que nos da mayor liquidez en los instrumentos, nos permite una mejor formación de precios, y nos da curvas de rendimiento y plazo mejor estructuradas.

El mercado local privado no tiene una oferta suficiente para atender las necesidades de los inversionistas institucionales. Por ejemplo, únicamente el 3,83% de los fondos del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) se encuentra invertido en el sector privado nacional. ¿Hacia dónde deben dirigirse los esfuerzos para cambiar esta realidad?
Hay iniciativas que la Bolsa ha venido impulsando para promover que más emisores corporativos se sumen al mercado doméstico. La pregunta es cómo hacer que estos emisores puedan atender esa necesidad de agregar valor para los inversionistas institucionales.
En el caso de las operadoras de pensión, el reto es cómo lograr que los emisores corporativos, que pueden tener un tamaño de emisión relativamente más pequeño, agreguen valor para la estructuración de los portafolios en términos de diversificación.
Tanto para los operadores de pensión como para los fondos de inversión, el que los mercados sean líquidos ayuda a gestionar los portafolios. Con mercados secundarios más desarrollados y con unas curvas mejor planteadas, hay un interesante incentivo para lograr que las emisiones del sector privado también sean parte del mercado.
En su criterio, ¿por qué el mercado nacional parece ser tan lejano para el costarricense promedio y siguen predominando los instrumentos de inversión sencillos, como los certificados de depósito a plazo (CDPs)?
Mucho de esto comienza por el tema de la educación financiera, hay que analizar desde la Bolsa cómo promovemos mecanismos para que la gente tenga un mejor conocimiento del devenir de los mercados financieros y que, por tanto, pueda acceder a las plazas bursátiles.
También es una responsabilidad del mercado de valores tener una adecuada conexión entre los productos que se ofrecen a los inversionistas y los conocimientos y las capacidades que esos inversionistas tienen para poder asumir riesgos.
Desde hace muchos años se habla de la necesidad de modernizar la Ley Reguladora de Mercado de Valores, vigente desde 1998. ¿Vislumbra la posibilidad de avanzar pronto en esta reforma?
Esta ley fue una base fundamental para el desarrollo del mercado, cumplió con la función de ordenar y estructurar el mercado sobre la base de una realidad económica como la que teníamos en los 90. Ahora hay una muy interesante oportunidad de revisar las bases de esta ley desde una óptica integral.
Yo creo en la importancia de conectar: reunir a los reguladores, los intermediarios, la bolsa, los inversionistas y otros actores relevantes para conversar, revisar juntos la legislación y aprovechar las mejores prácticas que se observan en los mercados en este momento, que nos conecten con la realidad económica actual y nos permitan más flexibilidad. Debe ser una regulación adecuada para servir como la base para que nuestro mercado se desarrolle más y mejor.
Esa es una iniciativa en la cual estaríamos muy interesados en participar.
Sobre este mismo tema, la Sugeval anunció en febrero que estaba trabajando en la versión de un proyecto de ley que pretende realizar una modificación enfocada en cuatro temas: tipificar el delito de oferta pública de valores no autorizada, modificar la aplicación de multas en el marco sancionatorio, incorporar nuevas figuras a la regulación y crear espacios de autorización de oferta pública con requisitos diferenciados. ¿Coincide usted con estas prioridades?
Habrá que revisar con detalle cuál es la mejor forma de plantear toda esta parte normativa, de manera tal que nos dé un balance y brinde protección para quien regula, para quien está regulado y, en última instancia, para los inversionistas.
Los mercados de valores se basan en la confianza. Es importante que la regulación provea esa confianza.
Hay algunos casos recientes que han minado la confianza de los inversionistas, como el caso de Coopeservidores, Aldesa y Desifyn. ¿Qué debería hacer el sistema para recuperar esa confianza?
De nuevo, me parece que hay que trabajar en la educación del inversionista, que comprenda cuáles son los riesgos que está asumiendo en el momento de invertir, sabiendo que hay situaciones en las cuales la gente puede ganar o perder dinero por condiciones de mercado. Saber cómo tomar decisiones sobre las bases de la información disponible, que la información sea transparente, sea correcta y sea adecuadamente compartida, todo eso es importante para quien realiza una inversión.

En algún momento se ha planteado la opción de crear un mercado de mostrador over the counter (OTC, por sus siglas en inglés), donde se negocian valores directamente entre vendedores y compradores sin la necesidad de una infraestructura de intercambio centralizada. ¿Considera que esta opción es viable y conveniente para el país?
Pensando en la necesidad de que el mercado secundario sea más robusto, sea más líquido y tenga mejor capacidad de formación de precios, lo que me preguntaría es cómo hacer para que los inversionistas o las contrapartes puedan acceder de una forma más fácil a una instancia centralizada de mercado.
Una alternativa interesante es entender cómo podemos conectar a esas contrapartes y hacerlas participar de manera que todo el mercado se beneficie de la formación de precios, en lugar de un ejercicio en el cual haya transacciones que, por realizarse en una instancia que no es centralizada, empiezan a ejecutar una migración de la liquidez. Esa iniciativa se desconecta de la idea de tener mercados profundos y líquidos.
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¿Cuál quisiera que sea su legado para la BNV?
La bolsa fue mi primer lugar de trabajo y ahora regreso después de haber laborado en bancos, puestos de bolsa, fondos de inversión y operadores de pensiones; he podido ver el mercado como inversionista y también lo puedo ver como emisor. Esto me permite aportar una visión integral y poner esa experiencia a disposición de la bolsa para enfocarnos en desarrollar el mercado que Costa Rica merece.
Regreso a la Bolsa con la disposición de crear puentes con los reguladores, con los intermediarios, con los inversionistas y con las contrapartes necesarias para desarrollar el mercado, porque esta no es una labor unidimensional, no es algo que podamos hacer solos. Es algo que requiere que todos nos pongamos de acuerdo, priorizar cuáles son las tareas más relevantes y enfocarnos en llevarlas adelante.