Las modalidades de pensión y retiro del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP) —es decir, la forma en que las personas eligen cómo se les pagarán las cuotas— muestran una variación significativa entre el 2015 y el 2024, de acuerdo con la Superintendencia de Pensiones (Supén).
La de pensión aplica cuando la persona ya está jubilada oficialmente por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) o el Magisterio Nacional, mientras que la de retiro es para quienes aún no cumplen con la edad mínima para hacerlo pero desean reclamar su dinero acumulado.
Antes de ir a los datos, le explicamos cómo es que funcionan las modalidades:
Modalidades regulares
- Retiro programado: La persona recibe un monto mensual que resulta de dividir el total acumulado en su cuenta, incluidos los rendimientos, entre los años que, según una escala nacional a 115, podría vivir.
- Renta permanente: La mensualidad no proviene directamente del ahorro, sino de las ganancias que la la Operadora de Pensión Complementaria (OPC) logra con inversiones.
- Renta temporal calculada hasta su expectativa de vida condicionada: Funciona de forma similar al retiro programado, sin embargo, el cálculo usa la cantidad de años que se espera que la persona viva al momento de pensionarse, y así se reparte el dinero.
- Retiro total: Antes de 2020, existió una disposición transitoria en la legislación costarricense que permitía el retiro absoluto si era menos que el 10% de la pensión del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Dicho transitorio fue implementada durante las etapas iniciales del régimen, cuando los saldos acumulados eran bajos debido a su creación reciente, por lo que se usaba con frecuencia.
Este año entró en vigencia una reforma la ley de Protección al Trabajador (la que da vida al ROP) que permite a las personas con enfermedades terminales y graves solicitar la totalidad si un médico avalado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) así lo decreta.
Modalidades transitorias
En 2020, la Ley 9.906 incorporó nuevas formas al sistema mediante los transitorios XIX y XX.
El XIX habilita dos opciones adicionales para los afiliados que se jubilaron a partir del 1°. de enero del 2021 y antes del 31 de diciembre de 2020, además de cumplir con no haber retirado la totalidad de su ROP:
- Retiro acelerado: Facilitó recibir el total del saldo en cuatro pagos iguales del 25%, realizados con intervalos de nueve meses entre cada uno.
- 30 pagos: Permite retirar el fondo en un plazo de 30 meses, distribuyendo la totalidad acumulada hasta agotarla.
En el caso del transitorio XX, está disponible para ser elegido por los trabajadores que se pensionen a partir del 1°. de enero del 2021 y hasta el 18 de febrero del 2030. También tiene dos opciones:
- Renta por plazo de aportación: Permite que el pensionado reciba todo el dinero acumulado en su cuenta del ROP dividido en partes iguales, de acuerdo con el número total de cuotas que haya aportado durante su vida laboral.
- Renta mínima 20% IVM: En aquellos casos en que cuota otorgada por el ROP sea menor a un 20% de la cuota mínima del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), la pensión del ROP será ese porcentaje (el mejor al 20%) y se abonará hasta que se agote el acumulado en el fondo sin importar la cantidad de cuotas aportadas.
Según Supén, antes del 2020 las modalidades más comunes eran el retiro programado y la renta permanente, ambos diseñados con un alto nivel de protección frente al riesgo de vivir más años de lo esperado.
Con el tiempo se introdujeron nuevas formas de acceder al ROP, como la renta por plazo de aportación, que se ganó el primer puesto en los últimos dos años, mientras que la permanente y el retiro programado bajaron drásticamente, la primera por temor a su volatilidad.
“Esto se debe, entre varios aspectos, a que muchos beneficiarios optan por las modalidades que les ofrecen un mayor monto de pensión mensual, sin considerar la duración del período en que se pagará el dinero”, constantó la superintendencia.
¿Cuáles son los cambios?
En 2015 el retiro total, programado y la renta permanente eran las tres formas más utilizadas, especialmente el primero, con una popularidad del 66%.
Estas opciones ofrecen protección frente al riesgo de longevidad. Es decir, están pensadas para que la pensión perdure mientras el beneficiario esté vivo.
A partir de 2020, hubo un giro importante con la entrada en escena de nuevas modalidades como la renta por plazo de aportación, misma que ganó terreno de forma acelerada al punto de convertirse en la opción más elegida en 2023 y 2024 con un 57% y 64% del total correspondientemente.
Por su parte, el retiro programado pasó de ser mayoritario en 2018 y 2019 a representar solo un 5 % el año anterior.
Lo mismo le ocurrió a la renta permanente: mientras en 2019 era la más solicitada con un total de 47% de los beneficiarios, a partir de ese año empezó a disminuir progresivamente hasta ser de solo 23% el año pasado.
Ticos no temen a la vejez, pero sí a la volatilidad
A juicio de Héctor Maggi, gerente general de la Operadora de Pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), aunque existen opciones que protegen de mejor forma al afiliado contra el riesgo de longevidad, la mayoría elige el plazo de aportación, que ofrece cuotas más altas desde el inicio.
“La gente no escoge el producto por la protección en la longevidad, sino la que le da más dinero de inmediato”, afirmó Maggi.
No obstante, esta elección conlleva un riesgo: el afiliado asume el riesgo de quedarse sin fondos si vive más allá del plazo previsto.
Róger Porras, quien ocupa la gerencia general en Popular Pensiones, opina lo mismo al considerar que existe una clara inclinación por parte de los afiliados a elegir la renta que les ofrezca el monto más alto, independientemente de sus implicaciones a largo plazo.
“Aunque se les explica detalladamente en qué consiste cada modalidad, se les entregan minutas firmadas con la información y se les brinda asesoría personalizada, escogen la opción con la mensualidad más alta”, dijo.
Sobre la renta permanente, aunque debería ofrecer un pago estable a lo largo de toda la vida del afiliado, el experto cree que la volatilidad en los rendimientos financieros redujo su popularidad y aumentó el temor.
“Después del 2021, muchos pensionados se decepcionaron porque los pagos fluctuaban mucho. Un año podían recibir ¢700.000 y al siguiente ¢350.000 mil, lo cual no es tolerable para alguien que depende de esa renta para su sustento diario”, explicó.
Dicha inestabilidad se debe a que se basa en los rendimientos generados por las inversiones de cada OPC.

Alejandro Solórzano, exgerente de Vida Plena, coincide con Maggi en que el cambio sugiere que la mayoría de pensionados optan por las opciones con mayores montos en corto plazo “aunque eso implique agotar los fondos en un período determinado y quedar desprotegidos en la vejez”.
No obstante, añadió que la renta por plazo de aportación es una modalidad que desaparecería progresivamente conforme el sistema madure.
A su juicio, entre más años transcurran, los afiliados acumularán un mayor número de aportaciones, de forma que la cantidad de desembolsos del ROP también va a incrementar y perderá su atractivo de dinero rápido.
“A medida que más personas alcancen trayectorias de cotización más extensas, esta opción irá perdiendo relevancia y quedarán tres: la renta permanente, el retiro programado y la renta vitalicia”, sentenció.
La última consiste en que el afiliado entrega su saldo acumulado a una aseguradora y esta se compromete a pagar una pensión mensual fija hasta su fallecimiento.
Pese a estar prevista en la Supen como una opción, actualmente no se implementa en la práctica debido a la falta de oferta por parte de las aseguradoras.