Juan Carlos Bermúdez trabajaba en el bar que su padre, Juan José, tenía desde 1952, cerca de la Clínica Marcial Fallas de Desamparados. En la pandemia cerraron el negocio.
En ese momento tampoco era fácil encontrar un empleo. Juan Carlos y su esposa, Andrea Quesada, analizaron las opciones.
El bar era conocido por sus bocas y, en especial, por su chilera y un aceite picante. Juan Carlos, que trabajó ahí casi 20 años, aprendió la receta familiar. Y esa fue la opción elegida.
Solo tenían ¢15.000, una licuadora casera y los utensilios domésticos. “Démosle”, le dijo él a ella, quien es contadora y se mantuvieron en la empresa.
Empezaron con tres tipos de salsas: la original (la que hacían en el bar), la salsa verde y una salsa de piña. Promovieron las salsas en redes sociales y entre las amistades. El primer gran paso llegó pronto: les dieron un espacio en la feria del agricultor en Desamparados.
Desde el inicio, formalizaron el negocio y definieron la marca de las salsas picantes: Fiesta de Diablitos.
El nombre lo crearon basándose en la famosa Fiesta de los Diablitos, que tradicionalmente se realiza entre el 30 de diciembre y el 2 de enero de cada año. En ella se representa la lucha de los borucas contra los españoles en el sur de Costa Rica.
Juan Carlos es un apasionado de esa cultura y lleva tatuada en su brazo una imagen de un indígena.
No se quedaron ahí y empezaron a tocar otras puertas. El primer año vendieron 1.000 botellas en total, menos de 85 unidades mensuales.
En tiendas de souvenirs
Poco a poco encontraron clientes fijos. El consumo local de salsas picantes es habitual en las mesas de muchos hogares. Pero Andrea y Juan Carlos vieron una oportunidad más.
Un día ambos desayunaron en el hotel Marriott. Se dieron cuenta de que era un lugar que podría potenciarlos. La marca y su diseño eran atractivos entre los turistas, en particular para los que buscan productos autóctonos y naturales.
Les dieron una respuesta positiva. En 2021 sus salsas empezaron a comercializarse en la tienda de souvenirs del Marriott. En la actualidad se venden en los otros hoteles que la cadena tiene en el país. “Quedaron sorprendidos, pues hacemos un producto muy gourmet”, sostiene Juan Carlos.
La expansión en la venta continuó. Colocaron las salsas en otras tiendas en zonas turísticas de Guanacaste, de las zonas sur y norte, y del aeropuerto Juan Santamaría. Para ese momento ya producían 300 botellas por mes. Pero su mirada estaba fuera del país. Las ferias de la industria de chile picante eran el espacio perfecto.
La primera fue en el Festival of Fire, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 2024. Es la primera marca centroamericana en ese evento. Lograron el interés de un cliente, al que le envían un pedido reducido, pues la distancia es un reto.
Pero se abrió otra puerta: el Zest Fest, en Forth Worth, Texas. Aquí ganarían un importante premio.
Ganadores
El Zest Fest tiene tres décadas de antigüedad y en él participan los fabricantes de salsas picantes y otros productos relacionados. En la edición de este 2025, realizada en mayo anterior, participaron 250 empresas.
“Nosotros alquilamos un auto. Teníamos un stand de nueve metros cuadrados”, cuenta Juan Carlos. “Pero ahí asisten empresas que llegan con contenedores”.
Andrea y Juan Carlos se dieron cuenta del Zest Fest mediante una amistad. Una ventaja que llevaban es que desde noviembre pasado tienen la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para sus salsas.
A través de Internet obtuvieron la información. Les solicitaron muestras de los productos. Asimismo, resolvieron todas las consultas que les hicieron como parte del filtro de los organizadores. Fueron seleccionados.
De las 100 categorías del festival, Juan Carlos y Andrea eligieron la de salsas frutales. “Ahí somos fuertes”, dijo él.
Chile Fiesta de Diablitos cuenta con siete picantes diferentes para lo que usan frutas (así se le considera desde el punto de vista botánico) frescas y de alta calidad que le proveen dos agricultores de la zona del Caribe de Costa Rica.
Pero una cosa es decirlo y otra es pasar la prueba de fuego de un evento como el Zest Fest, donde los productos son examinados por especialistas mundiales.
El día antes de la inauguración del Zest Fest, el 23 de mayo, estaba organizada la cena de premiación. Juan Carlos y Andrea estaban en una mesa que compartían con el delegado en Texas de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), Javier Castillo, quien les dio apoyo esos días, y los representantes de otras firmas.
La expectativa de los tres aumentó cuando llegó el anuncio de la empresa ganadora de la categoría: Chile Fiesta de Diablitos. Ese fue el primer impacto.
“Yo tengo claro la calidad de lo que ofrecemos, pero fue muy emocionante ver la bandera de Costa Rica y ver nuestra marca como ganadora”, recalca él. “Ahí participan empresas que llevan años asistiendo, que son enormes, y no tienen ningún premio”.
El segundo fue que las personas que asisten a la feria reciben guías donde se destaca a los ganadores de cada categoría.
Y el tercero es que ya se concretó a mediados de junio pasado en un contrato con una cadena pequeña de tiendas llamada El Guanaco, ubicada en Dallas.
El primer envío se realizará una vez se apruebe la etiqueta (pues debe ir en inglés) en las próximas semanas.




Más todavía
En la actualidad también realizan los trámites para ingresar a Guatemala y Panamá, en lo cual reciben la asesoría de Procomer. Los planes no se detienen.
Juan Carlos y Andrea se preparan para un evento en Albuquerque, Nuevo México, que se realizará a finales del presente año.
También están en negociación con un cliente para introducir los productos en Europa.
Donde ven más oportunidades es en EE. UU., pues ahí se consume mucho picante.
En la actualidad producen hasta 2.500 botellas por mes. Si se concretan los contratos que están conversando con potenciales clientes, el actual local se hará pequeño. Ahí están desde hace un año, después de haber salido de la cocina de la casa.
Por eso analizan la posibilidad de alquilar una planta en un complejo industrial ubicado en Desamparados.
Requerirán de financiamiento para los equipos, probablemente, lo cual estudian junto con Procomer.
La producción podría dar un salto a 14.000 botellas mensuales, inicialmente. Eso es 165 veces más que la producción con la que empezaron hace cinco años.
“Sabemos que hay que hacerlo con cautela”, afirma Juan Carlos. “Empezamos de la nada. Ya tenemos todo esto. Debemos ir con cuidado para hacer las cosas bien. El tren pasa una vez y hay que agarrarlo”.
Datos vitales |
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Empresa: Chile Fiesta de Diablitos |
Fundadores: Juan Carlos Bermúdez y Andrea Quesada |
Fundación: 2020 |
Ubicación actual: San Antonio de Desamparados |
Colaboradores: dos |
Productos: seis tipos de salsas y aceite picantes |
Precios: de ¢3.500 a ¢4.000 por unidad |