El gobierno de Nicaragua denunció el 19 de noviembre la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), acto con el que abre el proceso para retirarse de dicho organismo, que se hará efectivo en dos años.
Este anuncio ocurrió solo 12 días después de las controversiales elecciones del 7 de noviembre, que le dieron la reelección a Daniel Ortega y que se dieron tras semanas de arrestos a opositores, activistas y potenciales candidatos presidenciales.
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Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Nicaragua, mientras este país mantiene el apoyo de Rusia, Venezuela y Cuba.
La situación en el vecino país se complica y existe incertidumbre de qué pasará en estos dos años antes de que se haga efectiva la salida de la OEA.
Kilómetros más al norte, Honduras se alista para unas elecciones el próximo domingo 28 de noviembre, en la que tres candidatos se disputan la victoria.
Los dos que encabezan las encuestas son la izquierdista Xiomara Castro, esposa del expresidente derrocado Manuel Zelaya, y el derechista Nasry Asfura, oficialista y actual alcalde de la capital, Tegucigalpa, y quien se hace conocer como “Papi a la orden”.
Sobre estos dos candidatos existen señalamientos por narcotráfico y corrupción; a quienes se les suma un tercer nombre: Yani Rosenthal, del Partido Liberal, quien cumplió una condena de tres años en Estados Unidos por lavado de dinero.
Honduras acudirá a las urnas a decidir entre tres candidatos con cuestionamientos y poner así fin a ocho años de Juan Orlando Hernández, un periodo marcado por las caravanas de migrantes y las acusaciones de presuntas conexiones con el narco que pesan sobre el presidente hondureño, cuyo hermano fue sentenciado en Estados Unidos por delitos relacionados al narcotráfico.
EF conversó con Gerald Solano, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, para analizar los casos de estos dos países.