La dinámica del comercio exterior a nivel mundial sacudió a Costa Rica tras la política arancelaria impuesta por el gobierno de Donald Trump.
Lo que inicialmente se perfilaba como un arancel del 10% terminó escalando hasta un 15%, pese a que Costa Rica fue el primer país de la región en sentarse a negociar con Washington y a que otras naciones lograron resultados más favorables.
Para Manuel Tovar, ministro de Comercio Exterior (Comex), el hecho de que su equipo negociador regresara al país con un gravamen mayor no constituye un sinónimo de fracaso. El jerarca afirma que el proceso se ha conducido con prudencia y que las conversaciones continúan, a la espera de una nueva ronda de negociación prevista para enero de 2026.
El desenlace de la disputa arancelaria tendrá un impacto directo sobre las exportaciones y la atracción de inversión extranjera directa, dado que Estados Unidos (EE. UU.) es el principal socio comercial de Costa Rica: concentra el 47% de los envíos nacionales al exterior y figura como la principal fuente de capital foráneo.
Ante este escenario, el ministro sostiene que el país ha apostado por la diversificación de mercados mediante acuerdos comerciales que permitan colocar los productos locales en un mayor número de regiones. A ello se suma el impulso de acuerdos plurilaterales como vía para estrechar lazos comerciales, en un contexto en el que la labor de la Organización Mundial del Comercio (OMC) enfrenta limitaciones frente a la dinámica actual de las economías.
El Financiero conversó con Tovar en medio de esta coyuntura arancelaria, que el propio funcionario describe como “el mayor reto” que ha enfrentado durante su gestión al frente de Comex.
¿La OMC ya no está dando abasto para sostener las necesidades de países como Costa Rica?
No es que la OMC no está dando abasto. La OMC es una organización que agrupa más de 160 países y cuya regla de gobernanza es el consenso; basta con que un país no esté de acuerdo para que no haya acuerdo.
Seremos nosotros los huérfanos de un sistema internacional cada vez más venido a menos.
Por esa razón es que países como Costa Rica y otras economías responsables hemos recurrido a iniciativas plurilaterales (países miembros de la OMC que eligen sumarse a una iniciativa por su propia voluntad sin necesitar la inclusión de la totalidad de las naciones).
Y claro, en todo este contexto vienen los aranceles de EE. UU. Hemos tenido ya dos rondas de negociación; una tercera ronda de negociación estaba prevista justo cuando el gobierno federal cerró sus puertas (cierre gubernamental ante la falta de aprobación de gasto federal por parte del Congreso).
¿Tienen nueva fecha de negociación de aranceles con Washington?
Estamos discutiendo una posible reunión en enero con fechas por confirmar. Es una negociación atípica en tiempos extraordinarios y nosotros actuamos con mucha prudencia.
Actualmente los aranceles fueron declarados ilegales por dos cortes federales. El calendario judicial en los EE. UU. llega a junio, hasta ese mes tienen el máximo de plazo. Hay rumores de que esto se estaría dilucidando en marzo o abril.
Varias comercializadoras e importadores han demandado por ilegalidad al gobierno de EE. UU., solicitando el reembolso de aranceles pagados de más. ¿Qué pasa? Que mientras más tiempo se mantengan en vigor y si en algún momento la Corte Suprema llega a fallar en contra va a ser cada vez más complicado hacer el reembolso.
Usted mencionó meses atrás que la intención de las negociaciones con EE.UU. era revertir el arancel a 0, pero más bien incrementó. ¿Fracasó el equipo de negociación de Comex al volver con más aranceles?
Me parece que es incorrecto decir que se ha fracasado. EE. UU. revisó su política arancelaria y Costa Rica había sido asignada al 10%, que era la base mínima.
Dos meses después, a los países que mantienen un superávit comercial les asignaron aranceles adicionales a ese 10%. Pues Costa Rica, por mantener un superávit comercial, se le subió a un 15% igual que Israel.
Pero esa negociación no fue exitosa. ¿Cómo califica esa labor de negociación?
No puede ser un fracaso cuando los EE. UU. añade a su política arancelaria un criterio más de asignar aranceles adicionales a las economías con que mantiene superávit. Eso no fue un castigo para Costa Rica ni fue un fracaso de la negociación.
Eso sí, nosotros teníamos entendido que se iban a honrar los espacios de negociación y no alterarlos con aranceles adicionales, pero el criterio de la Casa Blanca fue de que a todos los países que le venden más de lo que ellos le venden se les revisan las aranceles.
¿Qué pidió Costa Rica en esas reuniones y qué estuvo dispuesto —o no— a conceder Estados Unidos?
No se lo puedo decir por razones de confidencialidad. La negociación es confidencial hasta que termine.
EE. UU. valora imponer un arancel adicional a los dispositivos médicos, el cual es el motor de las exportaciones de Costa Rica. ¿Debemos ver hacia otro sector para no depender de una industria en riesgo?
Estas compañías no van a cerrar, nadie cierra así de la noche a la mañana. Costa Rica ya se ha consolidado como un hub a nivel regional y hasta mundial de producción de dispositivos médicos y eso no va a cambiar.
La investigación de EE. UU. dio la oportunidad de presentar consultas y la posición de países, personas y empresas. Nosotros presentamos las nuestras e indicamos el porqué Costa Rica suma a los esfuerzos de Estados Unidos por contar con una cadena de suministro resiliente y segura. Una eventual resolución que pueda derivar en aranceles a los dispositivos médicos, lo que haría es comprometer las vidas de los norteamericanos.
Ha sido quizás el mayor reto que como ministro de Comercio Exterior he enfrentado en mis tres años y medio.
Con todo este escenario arancelario, ¿es sostenible que Costa Rica dependa del sector de dispositivos médicos?
Nosotros lanzamos hace unos años una hoja de ruta semiconductores. También tenemos un clúster aeroespacial muy silencioso del que poco se habla. Nosotros también tenemos cada vez más una participación en la economía de servicios creciente, servicios sofisticados, ya no los back office necesariamente, ciberseguridad, desarrollo de software, ingenierías. Y ahí estamos viendo una oportunidad para potenciar la participación de Costa Rica en estos sectores estratégicos.
No se trata de dejar de producir dispositivos médicos, por supuesto vamos a seguir produciendo. Lo que queremos es potenciar otros sectores estratégicos, no necesariamente para no depender de dispositivos médicos, sino para desarrollarnos y tener más oportunidades y más alternativas productivas, que sí, que como consecuencia nos pueden ayudar a mitigar cualquier impacto.
¿Siguen siendo atractivos los semiconductores a pesar de que la Chips Act está detenida?
Chips Act es una política interna de los Estados Unidos que tenía un componente de incentivos para socios estratégicos y tenía un incentivo que nos ayudaba a potenciar el talento humano costarricense. Nos daba un empujón; ya no lo tenemos.
Nosotros estamos haciendo a nivel doméstico esfuerzos para no solamente suplir, sino para asumir lo que nos corresponde. Por eso estamos a través del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), del Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) en colaboración con los centros académicos realizando esfuerzos en este sentido para potenciar el desarrollo humano y el capital humano.
Desde antes de esto (caída de la Chips Act) ya estábamos pensando en que tenemos que avanzar hacia servicios de mayor valor y procesos de manufactura avanzada, por supuesto como semiconductores, pero también el aeroespacial.
El país recibió migrantes desde EE. UU., sostuvo disputas comerciales con China y aún así no logró congraciarse totalmente con el gobierno de Trump. ¿Ha sido un esfuerzo en vano hacer todo eso tras recibir el incremento del arancel?
No, no ha sido un esfuerzo en vano y no es que Costa Rica se ha peleado con China.
Costa Rica simplemente, en su derecho soberano, impulsó una política pública para resguardar la seguridad nacional y los intereses de los costarricenses en materia de telecomunicaciones, en particularmente en 5G, con una serie de criterios que a la luz del gobierno de Costa Rica responden a los más altos estándares para cumplir con el objetivo que nos hemos trazado.
¿El país está atrayendo IED para beneficiar a las empresas extranjeras o a los costarricenses?
Estamos atrayendo inversión extranjera directa para beneficiar a los costarricenses, porque la inversión extranjera directa genera empleos.
Pero sí beneficia a unos pocos porque se coloca mayormente en el régimen especial que solamente representa el 21% del empleo nacional
No necesariamente, porque genera encadenamientos. Muchas de esas empresas le compran a proveedores locales. Es un efecto virtuoso.
¿Le parece poco el 21%?
Beneficia a unos pocos, no a la mayoría
Es que no tiene por qué ser la mayoría. ¿Quién dijo que tenía que ser la mayoría de empleo?
Entonces sí beneficia a unos pocos con generación de empleo y mejor remuneración
No lo veo así y no debería interpretarse de una manera tan ligera. ¿Por qué? porque las compañías que llegan al régimen de zona franca no solamente generan empleos bien remunerados, también contribuyen al empoderamiento económico de las mujeres y a la paridad de género.
Esas empresas multinacionales atraen nuevas tecnologías e innovación. Esas empresas multinacionales generan encadenamientos en el país. Hay muchas empresas locales que son suplidoras de ellos. Por lo tanto, es un efecto ganar-ganar.
¿Qué es lo que tenemos que hacer? Tomar medidas domésticas que ayuden a las empresas de régimen definitivo a que sus costos de producción no sean tan altos. No vamos a pretender que un régimen crezca a la misma velocidad que el otro. Se trata de pretender que el régimen definitivo crezca a porcentajes mayores a los que crecen.
¿El país está preparado para un escenario de relocalización?
Costa Rica sigue atrayendo inversión. Los últimos 2 años hemos tenido un crecimiento sostenido y consistente de la inversión extranjera directa, tanto reinversiones como nuevas inversiones.
El flujo de IED bajó 25% en el primer semestre
Bueno, esperemos al final del año.
Claramente este año es diferente. Tenemos dos retos: el año pasado fue un crecimiento extraordinario; y particularmente en un contexto como el que estamos viviendo con la nueva política comercial de EE. UU.
Es posible que este año no cerremos tan bien como lo hicimos el año pasado, pero aún así yo creo que vamos a tener el segundo o el tercer año histórico de inversión extranjera directa.
Pero la inversión sigue llegando y posiblemente Costa Rica va a ser uno de los países más resilientes y con menor impacto del proyecto por organismos internacionales.
