A cuatro meses de las elecciones nacionales, la contienda por la Presidencia de la República parece dividirse en tres grandes bloques: un 55% de personas que quieren votar pero siguen indecisos, un 25% que se decanta por la oficialista Laura Fernández y un 20% restante que se reparte entre las demás opciones, incluso votar nulo o votar en blanco.
Los datos se desprenden de la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR), publicada este 22 de octubre, la cual retrató a una oposición dormida y separada en dos grandes bloques por sus niveles de intención de voto.
Por un lado, hay tres candidaturas que han apostado por posicionarse como opositores claros del presidente Rodrigo Chaves, que hasta ahora son los únicos que se asoman en la carrera, pero juntos apenas alcanzan un insuficiente 13% de los apoyos.
Por otro, están las 16 candidaturas que no superan el margen de error del estudio de opinión, y que se dividen entre desconocidos y absorbidos por el chavismo.

El 17,5% opositor
Las 19 candidaturas de oposición acumulan solo el 17,5% de la intención de voto hasta este mes de octubre, según el estudio del CIEP.
En otras palabras, ni siquiera todos juntos alcanzan el nivel de respaldo de Laura Fernández, la candidata oficialista que se promociona como la continuidad del actual Poder Ejecutivo.
Según el politólogo Ronald Alfaro, quien coordina el estudio del CIEP, los números son consistentes con lo que se observa en el ambiente: hay un oficialismo muy activo en la campaña y, en contraposición, una alta oferta de grupos opositores que parecen “autosilenciados” hasta el momento.
“El único que está haciendo campaña en este momento es el oficialismo”, declaró. “La oposición está en silencio, se autosilenció y está dejando un gran vacío, que deja al oficialismo jugando solo”.
Para Alfaro, existen múltiples hipótesis que podrían explicar ese silencio discursivo por parte de la oposición.
Entre ellas, apuntó a la posibilidad de que todavía estén afinando sus estrategias para enfrentar a un oficialismo cuyo presidente goza de una popularidad atípicamente alta, o de que estén esperando a un momento más avanzado de la campaña, tomando en cuenta que un 44% de quienes dicen haber votado hace cuatro años afirman haberse decidido por un candidato hasta la última semana de la campaña o en el propio día de acudir a las urnas.
“Pueden existir varias razones, pero lo que sí es evidente es que no hay claridad sobre cómo jugar este juego”, resumió Alfaro, quien considera que es esperable que las condiciones cambien en los próximos meses.
Ese vacío estratégico se traduce en una oposición segmentada entre antagonistas visibles, proyectos desconocidos y fuerzas que orbitan, queriendo o sin querer, cerca del oficialismo.
Antagonistas, ignorados y absorbidos
Carolina Ovares Sánchez, profesora de la Escuela de Ciencias Políticas e investigadora del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIOD) de la UCR, explicó que hay dos tipos de candidaturas de oposición por el momento: “hay algunas que ya tienen la etiqueta de que son oposiciones más férreas” y “otras que todavía no se terminan de definir”.
Álvaro Ramos, del Partido Liberación Nacional (PLN); Ariel Robles, del Frente Amplio (FA); y Claudia Dobles, de la Coalición Agenda Ciudadana (CAC), podrían considerarse parte del primer bloque de opositores férreos y fueron los únicos tres que superaron el margen de error en la última encuesta del CIEP, publicada este mes de octubre.
Ramos acumula un 7% de la intención de voto, mientras que Dobles y Robles apenas un 3%.
El PLN y el FA han sido las principales corrientes contrarias al chavismo en la Asamblea Legislativa en lo que va de la actual administración; mientras que Claudia Dobles no solo es recordada por su papel como primera dama en el último gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC), sino que también ha adoptado un discurso claro en contra del chavismo y sus formas.
El resto de opciones de oposición, por otra parte, son un bloque de candidaturas que se dividen entre las que siguen siendo desconocidas y las que, más bien, se perciben opacadas o hasta absorbidas por el chavismo. En ese último grupo incluso hay candidaturas de partidos reconocidos, pero que en los últimos años han funcionado como opositores leves —y a veces incluso como aliados— del actual gobierno.
Dos ejemplos de ese fenómeno son los del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y del Partido Nueva República (PNR), que en las pasadas elecciones fueron competitivos y lograron colocar bancadas relevantes en la actual Asamblea Legislativa; pero cuyas candidaturas presidenciales —al menos hasta ahora— ni siquiera superan el 1% de la intención de voto en conjunto.
Según Alfaro, estos partidos probablemente se acercaron más que otros al liderazgo personalista del presidente Rodrigo Chaves y, entonces, es probable que parte de su electorado les esté siendo “arrebatado”.
Nueva República, al mando de Fabricio Alvarado, ha coincidido en múltiples ocasiones con el gobierno de Rodrigo Chaves, cuya administración ha asumido posturas conservadoras en el plano cultural y social que siempre fueron la principal bandera del PNR. En tanto, diversas figuras del PUSC han sido nombradas por la actual administración en cargos políticos y diplomáticos como el ex precandidato socialcristiano Erwen Masís (actual director del país frente al BCIE), quien tuvo gran influencia en la conformación de la actual bancada legislativa de los rojiazules.
“Este tipo de liderazgos (como el de Chaves) tienen esa particularidad”, subrayó Alfaro. “Son absorbentes, son capaces de ‘chupar’ a los otros y el gran riesgo cuando te acercás tanto a ese fuego es que te terminés siendo consumido”.
Una dinámica similar podría estar pasando con candidaturas como las de Eliécer Feinzaig, del Partido Liberal Progresista (PLP), o la de Natalia Díaz, en el Partido Unidos Podemos (PUP).
El PLP, junto al PUSC y al PNR, fue parte de la oposición en la Asamblea Legislativa que en algún momento se mostró anuente a pactar con el Poder Ejecutivo para comandar el Directorio del Congreso; mientras que Natalia Díaz fue ministra de la Presidencia de Chaves y, desde su salida del gabinete, ha expresado opiniones ambivalentes sobre la actual administración y sobre el mandatario.

Falta mucho
La situación se replica casi idénticamente en la carrera por los escaños de la Asamblea Legislativa.
Hay un 60% de votantes indecisos, el oficialismo tiene un 14% de la intención de voto, el PLN y el FA acumulan otro 14% y el restante 12% se divide en el resto de las opciones.
Esa será otra batalla en la que unos seguramente ganarán puestos y otros los dejarán, como es costumbre en la política reciente de Costa Rica. Ya en 2022 fueron cuatro los partidos políticos que salieron del Congreso y tres los que entraron para reemplazarlos.
Sin embargo, es temprano para hacer un diagnóstico definitivo y en eso jugarán un papel esencial las estrategias de cada candidato y partido. Las tendencias son evidentes, pero siempre pueden revertirse.
Mucho dependerá de los temas que surjan en campaña y de la habilidad de las candidaturas presidenciales para resolverlos, según subrayó Ovares.
