La firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica e Israel, concretada este 8 de diciembre en Jerusalén, marca un hito en la política comercial costarricense.
El acuerdo, suscrito por el ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, y su homólogo israelí, Nir Barkat, promete eliminar más del 90% de los aranceles de manera inmediata.
Sin embargo, el pacto llega en un momento de dualidad: ofrece una oportunidad económica técnica y moderna, pero aterriza en medio de un clima político tenso debido al conflicto en Gaza.
¿Qué implica realmente este movimiento para el comercio, la inversión y la diplomacia costarricense? A continuación, un análisis de los alcances y retos del acuerdo.

El alcance comercial: desgravación agresiva y modernización
El corazón del tratado es la apertura inmediata. Según las autoridades, el acuerdo cubre alrededor del 95% de los productos bajo algún esquema de preferencia, otorgando a Costa Rica acceso privilegiado a un mercado pequeño en población (cerca de 10 millones de habitantes), pero de alto poder adquisitivo.
Lo que cambia en la práctica:
- Bienes: Se eliminan aranceles para el 99 de los 100 principales productos de exportación de Israel hacia Costa Rica. A la inversa, los exportadores ticos logran entrada preferencial para agroalimentos y manufactura avanzada.
- Servicios y digitalización: Este es uno de los puntos más novedosos. El TLC establece un marco para el comercio de servicios, incluyendo disposiciones sobre prestaciones remotas, comercio digital y el reconocimiento de firmas electrónicas. Esto busca reducir la fricción regulatoria y adaptar la relación a las cadenas globales de valor.
“Israel y Costa Rica se complementan en los sectores de la agricultura, la manufactura y la tecnología, una combinación que crea oportunidades reales para expandir el comercio”, afirmó Roi Fisher, director de Comercio Exterior de Israel.
2. Ganadores y oportunidades sectoriales
La relación comercial actual, aunque modesta (con exportaciones israelíes rondando los 32 millones de dólares anuales antes del TLC), ya muestra un perfil diversificado. El tratado busca potenciar nichos específicos donde Costa Rica tiene ventaja competitiva o necesidad de insumos.
Para el exportador costarricense
El acceso libre de aranceles mejora el margen de competitividad frente a países sin tratado. Los sectores más beneficiados incluyen:
- Industria médica: Dispositivos médicos y equipos ortopédicos, donde el país ya compite a escala global.
- Agroindustria: Café de especialidad, piña, frutas tropicales (frescas y deshidratadas), cacao fino y azúcar.
- Servicios: Empresas de software, ciberseguridad y back office podrán exportar sus servicios con mayor facilidad jurídica.
Para el sector productivo local (importaciones)
La desgravación de insumos israelíes podría traducirse en una reducción de costos de producción para la industria tica. Los productos clave que entrarán con preferencias son:
- Agroquímicos (herbicidas, fungicidas).
- Sistemas de riego y tecnología agrícola de precisión.
- Maquinaria, láminas plásticas y componentes electrónicos.
3. La apuesta por la Inversión Extranjera Directa (IED)
Más allá del intercambio de mercancías, el TLC se alinea con la estrategia nacional de atraer inversión en sectores de alta tecnología. La inversión israelí en Costa Rica ha mostrado un salto cuantitativo, pasando de 1 millón de dólares en 2023 a cerca de 20 millones en 2024.
El tratado busca dar certidumbre jurídica para fomentar joint ventures y transferencia tecnológica en áreas críticas como:
- Semiconductores y diseño de chips.
- Ciberseguridad y Fintech.
- Gestión eficiente del agua y agrotecnología.
4. Los desafíos: política, logística y ratificación
A pesar del optimismo oficial, el camino para la implementación del tratado no está exento de obstáculos significativos.
El filtro legislativo y el contexto social
El tratado no entra en vigor automáticamente; debe ser ratificado por la Asamblea Legislativa. Este proceso se anticipa polémico. La firma se da en un contexto internacional complejo por la guerra en Gaza, lo que ha detonado protestas en San José por parte de grupos de derechos humanos que exigen congelar vínculos con Israel. Este clima podría dilatar la discusión parlamentaria o condicionar su aprobación.
Retos empresariales
Para el sector privado, convertir el papel en negocios reales requerirá superar barreras no arancelarias:
- Certificaciones: El mercado israelí es sofisticado y exige altos estándares de calidad y, en muchos casos, certificaciones religiosas (kosher).
- Logística: La distancia y los costos de transporte requieren una estrategia eficiente.
- Reglas de origen: El desconocimiento de los procedimientos aduaneros podría dejar a las PYMES fuera de los beneficios prácticos.
En síntesis
El TLC Costa Rica–Israel es una apuesta a la diversificación de mercados fuera del eje tradicional Estados Unidos–Europa, buscando socios con alta capacidad tecnológica. Si bien ofrece herramientas modernas para la economía digital y la reducción de costos industriales, su éxito dependerá de dos factores: la capacidad del sector privado para adaptarse a un mercado exigente y la voluntad política de la Asamblea Legislativa para ratificar el acuerdo en medio de un entorno.
