Desde mayo de 2021 Costa Rica forma parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo que impulsa el desarrollo de sus países miembros y que vela porque los acuerdos fiscales internacionales sean más justos y funcionen mejor. Sin embargo, un año después los contribuyentes ven encarecidos productos y servicios con impuestos que deberían estar recuperando mediante el reconocimiento de un crédito, una medida que ayudaría al desarrollo económico de Costa Rica.
Cuando una empresa presta servicios a clientes domiciliados fuera de Costa Rica, emite su factura y contablemente registra una cuenta por cobrar reconociendo el ingreso, y debe tener claro que en casi todos los casos (dependiendo de la legislación del otro país) le van a retener un impuesto que ronda en promedio el 25%. Esto quiere decir que del total de lo que se tiene por cobrar, no se recuperará al menos el 25%.
LEA MÁS: Estos serán los tramos del impuesto de renta en 2022 para asalariados, independientes y empresas
Entonces, hay que preguntarse: ¿qué hacer con ese saldo? Contablemente es sencillo. Ese saldo pasa al resultado del periodo como un gasto, sin embargo, para efectos fiscales a ese gasto se le debe de agregar el “apellido” de no deducible, porque a la luz del artículo 9 inciso d) de la Ley del Impuesto sobre la Renta (N° 7.092) se estable que los impuestos ocasionados en el exterior no serán deducibles.
Si analizamos con detenimiento, el problema no es que se limite la deducibilidad de ese impuesto soportado en el exterior (que valga aclarar, sin su pago no sería posible generar el ingreso porque ese impuesto está directamente relacionado con la generación de ingresos gravables), el problema está en la no la acreditación de ese impuesto en el momento de la liquidación del impuesto sobre la renta.
En un reportaje de la cadena de noticias CNN sobre las ciudades más caras de Latinoamérica, San José- capital de Costa Rica- quedó rankeada en el lugar número diez, por encima de Cuidad de México, Bogotá e inclusive, de Brasilia. Aquí es cuando surge la pregunta: ¿cuánto ayudaría acreditar los impuestos para que los empresarios no los deban asumir como gastos y no se impacten los precios de venta del consumidor final? Más aún en esta coyuntura de alta inflación.