En Costa Rica existen 350 colegios privados, pero la oferta no es accesible para todas las familias del país. El monto a pagar es el principal obstáculo que presentan estos centros educativos.
De acuerdo con el Especial de Colegios 2025 de EF, las 50 instituciones con mejor promedio de admisión a la Universidad de Costa Rica (UCR) cobran cuotas mensuales entre los ¢60.000 y ¢849.555.
Aunque no hay una receta mágica para determinar el monto ideal que debe dedicarse a cubrir la educación de menores, sí hay algunas buenas prácticas. De acuerdo con Diego Benítez, asesor financiero en Empodérate, se debería destinar hasta un 20% sobre el salario que tiene disponible el hogar con las deducciones de ley.
El monto que representa ese 20% se reduce si parte del salario se destina al pago de deudas. De esta manera, el cálculo debe ser: descontar del salario el porcentaje que equivale al pago de deudas (hipoteca, préstamo prendario, entre otros) y al saldo restarle el porcentaje de educación secundaria.
Según Benítez, unas finanzas saludables no deberían destinar más de un 35% para el pago de deudas. Con base en esa premisa, EF redujo ese porcentaje a los diferentes niveles salariales reportados por el Sistema Centralizado de Recaudación (Sicere) con corte a febrero de este año. Luego, sobre el monto restante, se calculó el 20% para estimar cuánto podrían invertir los trabajadores en la educación secundaria de sus hijos.
Asimismo, los resultados se compararon con las mensualidades de los 50 colegios privados que alcanzaron los mejores promedios en el examen de admisión de la UCR, con representación en todas las provincias y participación de al menos diez estudiantes por institución.
El análisis se hizo por trabajador, no por familia. Si la familia consiste de más de un asalariado, se deben sumar los ingresos de las personas que aporten a la educación con la misma premisa de deducciones por deudas.
Bajo estos parámetros, un trabajador necesita al menos ¢800.000 libres de deudas para costear la colegiatura privada de un estudiante en uno de los colegios destacados fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM). Pero si debe destinar el 35% de su ingreso al pago de deudas, el salario requerido asciende a un mínimo de ¢1.300.000.
Los precios y cálculos varían si la ubicación del centro educativo es dentro de la GAM.

Colegio según salario
Solo el 29,2% de los trabajadores formales devengan un salario superior a ¢800.000. Es este grupo el que, en principio, tendría la posibilidad de matricular a sus hijos en los colegios destacados por el Especial de EF, asumiendo que esa persona asuma por sí sola el pago completo de la mensualidad.
No obstante, los trabajadores que ganan entre ¢800.000 y ¢1.000.000 solo cuentan con suficiente solidez financiera para cubrir colegiaturas privadas en los colegios más destacados de Alajuela, Guanacaste, Puntarenas y Limón, y únicamente si no arrastran deudas que afecten su ingreso disponible.
Si se considera que un 35% del ingreso se destina al pago de deudas, apenas el 12,7% de los asalariados puede enfrentar el costo de una colegiatura privada en Costa Rica, y no necesariamente en cualquier centro educativo.
Si algún padre de familia quiere matricular a su hijo en el Colegio Yorkín ―se posicionó en el primer lugar del Especial de Colegios 2025―, en Curridabat, debería contar con un ingreso mensual de al menos ¢2.100.000 si no tiene deudas, o de ¢3.200.000 si estas representan un 35% de su salario.
El Colegio Blue Valley y el Colegio Británico son las instituciones del listado que cobran las cuotas más altas por mes, ¢849.555 y ¢653.000 respectivamente. Según el cálculo de EF, solamente el 1,1% de los trabajadores puede costear la mensualidad del Blue Valley si no posee deudas; en el caso del Británico corresponde al 2,2% de los asalariados.
Estos gastos pueden ser más manejables si la educación es financiada entre dos personas. En ese caso, no se requeriría que un solo trabajador gane más de ¢3.200.000 para cubrir la mensualidad del Británico y mantener el resto de los compromisos del hogar.
Aun así, hay opciones accesibles para trabajadores cuyo ingreso disponible —tras deducciones de ley y sin deudas— es de ¢300.000. La mensualidad de ¢60.000 en el Colegio Experimental Bilingüe José Figueres Ferrer permite cubrir los gastos esenciales del hogar y destinar un 20% del salario a la educación.
Josué Rodríguez, asesor en Sirú Financiero, y Pedro Ramírez, director de Finanzas con Propósito, comentaron que el porcentaje que corresponde a la cobertura de educación puede variar según la cantidad de deudas que posee la familia.

Presupuesto educativo
El presupuesto personal y familiar debe elaborarse con base en el salario disponible, una vez aplicadas las deducciones de ley y cancelados los compromisos financieros como préstamos e hipotecas.
“Sobre ese monto uno debería provisionar para gastos de emergencia, proyectos y para la jubilación. Se deben incluir los gastos recurrentes que son vivienda y alimentación básica, servicios básicos, transporte y educación; otro rubro para salud y seguros, otro para gastos de recreación y un rubro de ahorro”, recomendó Rodríguez.
El porcentaje destinado a educación dependerá del número de hijos en la familia. Además, el presupuesto educativo debe ajustarse anualmente, ya que las instituciones privadas suelen incrementar las mensualidades y la matrícula.
Asimismo, en educación secundaria privada se deben proyectar gastos adicionales como intercambios escolares que algunas instituciones suelen realizar y actividades extracurriculares.
Ramírez aclaró que la educación privada no representa un gasto esencial en el presupuesto, ya que existen otras opciones de colegios en todo el territorio nacional. “Las familias tienen que sopesar cuánto realmente va a pesar en el presupuesto y tendrán que hacerse algunos sacrificios”.
Si un padre desea inscribir a su hijo en alguno de los diez colegios mejor posicionados del Especial de EF, deberá contar con un ingreso mensual de al menos ¢900.000 si no tiene deudas. En caso de tener compromisos financieros que consuman un 35% del salario, el monto requerido asciende a ¢1.500.000.