Presentado por: Unión Europea

Cuando se habla de vinos españoles con carácter y gran relación calidad–precio, Pata Negra aparece de primero en la conversación. La marca nació con una idea clara: acercar al consumidor a las Denominaciones de Origen más reconocidas de España con vinos francos, modernos y fáciles de disfrutar, sin renunciar a la autenticidad del terroir.
En Costa Rica, cada botella se convierte en una invitación a explorar estilos distintos y, a la vez, complementarios. Entre ellos destacan dos orígenes que han conquistado a los amantes del vino por su personalidad definida: Rioja y Valdepeñas.
Rioja es sinónimo de tradición, equilibrio y elegancia. Sus viñedos, extendidos a lo largo del valle del Ebro, combinan suelos y climas que dan vida a vinos armónicos, con fruta roja nítida, taninos pulidos y una capacidad de envejecimiento admirable.
En Pata Negra, la uva Tempranillo es la gran protagonista y se expresa en distintos estilos. Un Rioja joven muestra jugosidad y frescura, con notas de cereza, frambuesa y un toque floral. El Crianza suma la caricia de la barrica: vainilla, cacao y especias dulces que redondean el paladar.
En las vendimias seleccionadas aparecen capas más profundas de cuero fino, tabaco rubio y balsámicos que hablan del tiempo y la paciencia. Sea cual sea el nivel elegido, el sello Pata Negra garantiza precisión aromática, textura amable y un final limpio que invita a otro sorbo.
Para el consumidor costarricense, Rioja es un aliado versátil cuando se busca un tinto seguro y elegante. Funciona a la perfección con cortes de res a la plancha, tablas de quesos maduros, pastas con salsa de tomate y platos con hongos salteados. Servido entre 16 y 18 °C y oxigenado brevemente en copa amplia, ofrece su mejor versión incluso en climas cálidos, manteniendo la frescura y resaltando su fruta. Es el vino ideal para cenas especiales, celebraciones familiares o momentos en los que se desea quedar bien sin complicaciones.

Si Rioja representa la elegancia clásica, Valdepeñas aporta el encanto del sol manchego y la personalidad franca. En esta Denominación de Origen, ubicada en Castilla–La Mancha, el clima de días luminosos y noches frescas permite una maduración plena de las uvas. La Tempranillo —conocida localmente como Cencibel— entrega tintos de color atractivo, fruta roja madura y taninos amables. En los blancos, la variedad Airén aporta ligereza y aromas de manzana, pera y flores blancas, perfectos para un almuerzo liviano o una tarde de terraza.
Pata Negra Valdepeñas apuesta por esa identidad directa y sabrosa que conquista desde el primer trago. Los tintos se muestran expresivos y golosos, con una boca redonda que acompaña con facilidad la cocina cotidiana: pizza al horno de leña, pollo al horno con hierbas, tacos de cerdo, hamburguesas jugosas o un casado con carne de res bien sazonada. Los blancos, por su parte, refrescan sin perder carácter y se llevan de maravilla con ceviches, arroces con mariscos, ensaladas con cítricos y pescados a la plancha.
Su excelente relación calidad–precio los convierte en una elección inteligente para reuniones con amigos, parrilladas espontáneas o ese “plan B” que siempre queda bien.
Dos denominaciones, una misma promesa: en el universo Pata Negra cada etiqueta debe expresar su origen con claridad y ofrecer una experiencia placentera desde el primer sorbo. En Rioja, eso significa elegancia y equilibrio; en Valdepeñas, fruta generosa y disfrute inmediato. La marca cuida el trabajo en bodega para preservar la pureza aromática, lograr texturas sedosas y mantener una consistencia que el consumidor reconoce botella tras botella.
Así, quienes están dando sus primeros pasos en el mundo del vino encuentran estilos accesibles, y los conocedores descubren matices y profundidad a precios muy convenientes.
La amplitud del portafolio facilita la elección según la ocasión. Para empezar, un tinto joven —de Rioja o de Valdepeñas— ofrece frescura y fruta limpia. Si se busca mayor estructura, un Rioja Crianza aporta volumen, notas de roble bien integradas y un final persistente. Para una fecha especial, un Rioja Reserva regala complejidad y elegancia que se alargan en boca. Y cuando el clima pide algo ligero, un Valdepeñas blanco sirve como pasaporte a la frescura en la mesa caribeña o en la playa, con una acidez que realza platos salinos y cítricos.
Consejos prácticos elevan la experiencia:
- En días calurosos, enfriar levemente el tinto —unos 20 minutos en refrigeración— ayuda a mantener la vivacidad de la fruta.
- Las copas de buen tamaño favorecen la apertura aromática.
- En el caso de los blancos, servir entre 8 y 10 °C resalta su carácter crujiente sin adormecer los aromas.
- Y si la reunión se alarga, un balde con agua y hielo mantiene la temperatura ideal sin complicaciones.

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