Desde que se inicia el proceso de alimentación intervienen, de forma simultánea, factores biológicos, psicológicos y sociales.
Como ya sabemos, una adecuada nutrición le asegura al niño(a) un crecimiento y desarrollo cognitivo adecuado.
Uno de los motivos de consulta más común, entre los padres, es que tienen dudas de si sus hijos(as) comen cantidades adecuadas para su edad.
Sin embargo, los niños tienen una habilidad de autorregulación del hambre y la saciedad, que se va desarrollando y regulando de forma progresiva y se expresa de diferentes maneras en cada etapa.
De igual forma esta autorregulación se puede ver afectada por problemas de alimentación, desde etapas tempranas, o por factores externos que influyan en una ingesta excesiva de alimentos.
En ambos casos es importante contar con ayuda profesional interdisciplinaria para un mejor abordaje.

Algunas señales que nos pueden dar alertas sobre si tu hijo(a) se alimenta de forma adecuada o no, son las siguientes:
• Inadecuada talla o peso para la edad.
• Pocos o excesivos tiempos de comida durante el día.
• Desinterés por los alimentos en general.
• Consumo excesivo de alimentos altamente calóricos.
• Aversión a probar alimentos nuevos o desconocidos, o a ciertas texturas, olores o colores.
• Bajo consumo diario de alimentos altos en fibra, vitaminas o minerales.
Hay que recordar que los niños(as) tienen una capacidad gástrica muy diferente a la de un adulto y que un niño(a), en etapa preescolar y escolar, es difícil que consuma porciones iguales a las nuestras.
En el caso contrario, en el que el niño consuma porciones muy excesivas, se pueden usar estrategias para identificar si realmente las comen por hambre o por ansiedad y trabajar en ello.
Es muy común que los niños(as) tengan días de un buen apetito y otros en los que su consumo es poco, la clave es ofrecer, la mayor parte del tiempo, una alimentación de calidad.
Algunas recomendaciones para asegurar lo anterior y evitar un exceso de peso son las siguientes:
• Incluir en la alimentación todos los grupos de alimentos durante el día.
• Dar variedad de alimentos para que obtengan todos sus beneficios nutricionales.
• Brindar alimentos que den saciedad, es decir altos en fibra, proteína o grasas de buena calidad.
• Priorizar los alimentos más naturales y minimizar los procesados.
• Evitar bebidas altas en azúcar, preferir el agua.
• Evitar alimentos altos en grasas saturadas, azúcar y sodio.

Como hemos visto, el apetito de un niño(a) puede variar por muchos factores, incluso si se encuentran en un pico de crecimiento o no, es por esta razón que no podemos generalizar las porciones que deben consumir.
Sin embargo, es importante recordar ofrecer frutas y vegetales todos los días, cereales altos en fibra, proteínas bajas en grasa, grasas de buena calidad y lácteos sin azúcar añadida y poco procesados.
En Larisa Páez Wellness Center contamos con profesionales que pueden ayudarle en este proceso con su hijo(a).
Puede contactarnos visitando nuestro sitio web www.larisawellness.com.
Referencias bibliográficas
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Sinopoulou, V., Harrold, J. y Halford, J. (2015). La evaluación y el significado de la saciedad en la infancia. En M.L. Frelut (Ed.), El ebook ECOG’S sobre niños y adolescentes obesos. Extraído de ebook.ecogobesity.eu
Russell, C.G., Russell, A. (2020). “Food” and “non-food” self-regulation in childhood: a review and reciprocal analysis. Int J Behav Nutr Phys Act 17, 33.