Pocos nombres han marcado como el de Warren Buffett el mundo de las finanzas en la historia de la humanidad. Cuando anunció a inicios de mayo que dejaba la dirección de Berkshire Hathaway, quedó claro que estábamos viendo el final de una era.
En este artículo ni siquiera se puede presentar su éxito con fidelidad en un gráfico. Desde 1965, cuando Buffet se convirtió en CEO, y hasta el final del 2024, el precio de las acciones de Berkshire Hathaway subió poco más de 5.500.000%. El crecimiento del índice de referencia S&P 500 en el mismo periodo, cercano al 39.000% reinvirtiendo dividendos, se vería como una línea plana a su lado.
No habrá otro Warren Buffett. Como han explicado analistas durante las últimas semanas, en un tono entre luto y agradecimiento, su excepcionalidad se cimienta en tres pilares: su persona, el período histórico que le tocó vivir y la singular “receta” de inversión que creó con Berkshire Hathaway.
Desde que compró su primera acción en 1942, con tan solo 11 años según le contó a Yahoo Finance, Buffett ha devorado información sobre empresas. Testimonios de sus inicios como gestor de inversiones lo pintan deambulando por su casa, absorto en un informe anual, ajeno al trajín familiar. Incluso en un parque de atracciones con sus hijos, su mente estaba inmersa en estados financieros, analizando pérdidas fiscales arrastradas y calendarios de amortización.
Warren Buffett es una de las personas más ricas del mundo pero de las más frugales. Vive en la misma casa que compró en 1958 por $31.500 en Omaha, Nebraska. Nunca ha sentido la necesidad de mudarse a una mansión o tener múltiples propiedades por todo el mundo.

Hoy vivimos permanentemente conectados y con acceso prácticamente a toda la información producida por la humanidad. Además, la Inteligencia Artificial comienza a responder las preguntas complicadas que podamos tener. Sin embargo, durante décadas, la prodigiosa memoria de Buffett le permitió traer a su mente hechos del pasado con gran facilidad y realizar relaciones que para muchos otros simplemente no existieron.
El segundo pilar de su excepcionalidad es el período en el que ejerció su profesión. Él mismo ha dicho, según recordó CNBC, que ganó la “lotería ovárica” al nacer cuándo y dónde lo hizo. Nacido en Omaha, en 1930, tuvo acceso a un mercado de valores en expansión en el país que se convertiría en la mayor potencia económica que haya visto el planeta.
Según recordó The Wall Street Journal, Warren Buffett tuvo la fortuna de estudiar bajo la tutela de Benjamin Graham, pionero del análisis de valores y uno de los inversores más grandes del siglo pasado. Además, comenzó su carrera antes de que billones de dólares inundaran el mercado a través de fondos indexados y gigantescos inversores institucionales. Tuvo suerte y él mismo lo aceptó.
Warren Buffett tiene una alimentación legendariamente simple. Bromea diciendo que es “un cuarto Coca-Cola” porque le encanta tomar esta bebida. Ama las hamburguesas de McDonald‘s, donde a menudo desayuna con unos $5 dólares. No visita restaurantes sofisticados con regularidad.
Su longevidad es otro factor clave: tomó el control de Berkshire Hathaway, una maltrecha textilera, en 1965. Hasta finales del 2024, había logrado un rendimiento anualizado promedio del 19,9%, frente al 10,4% del S&P 500. Cambios en la dirección de la empresa habrían traído cambios en su visión y estrategia y probablemente un cambio en los rendimientos.
Aquí entra el tercer punto: la “receta” de Berkshire Hathaway. La empresa es un holding cotizado en bolsa, una canasta para cualquier activo que Buffett considerara valioso: acciones de otras empresas, bonos del Tesoro de Estados Unidos, compañías privadas e incluso, en un momento, una de las organizaciones con mayor cantidad de plata (el metal) en el mundo.
Buffett, por cierto, vendió una cantidad importante de las acciones que había comprado Berkshire Hathaway, antes de la baja que sufrió el mercado durante los últimos meses, como si supiera lo que iba a pasar. Actualmente tiene más de $330.000 millones en efectivo, es decir, más de cinco veces la deuda de Costa Rica. Y no siente apremio por reinvertir el dinero: Buffett solo compra cuando algo realmente le gusta, después de haber estudiado el tema en profundidad. Si no ve nada atractivo, se queda quieto.
Warren Buffett es conocido por comprar para su uso personal automóviles con descuentos, a veces modelos con daños leves (como por granizo), que luego reparaba. No usa Ferraris o Rolls-Royce: en 2014 compró un Cadillac XTS en oferta y lo condujo por años.
Por sus características, Berkshire Hathaway no toma riesgos excesivos. Usted puede comprar acciones o venderlas (disclaimer: el autor de este artículo es dueño de un par) pero en la empresa no saldrán corriendo a invertir el dinero que llega o a liquidar inversiones cuando el dinero empieza a salir, como sí sucede con otros tipos de inversión, como los ETF o un fondo de inversión tradicional.
Así, quien hubiera invertido $100 dólares en Berkshire Hathaway en 1965 tendría hoy $5,5 millones.
Sin interés de guardarse ningún secreto, Warren Buffett siempre ha sido consistente en los consejos que da para las personas que desean invertir en la bolsa estadounidense.
Además de vivir austeramente y evitar las deudas innecesarias, recomienda reinvertir las ganancias y pone como ejemplo un negocio de máquinas de pinball que tuvo con un socio en la adolescencia: en lugar de gastarse lo ganado en cualquier cosa, compraron más máquinas y ganaron más dinero.
Aunque invierte en gigantes como Apple, Warren Buffett nunca adoptó de forma temprana las innovaciones tecnológicas personales. Por años usó un celular básico y se resistió a los ‘smartphones‘.
Subiendo de nivel, pide nunca invertir en un negocio que no se entienda con detalle y desarrollar la capacidad de invertir a largo plazo: “si no estás preparado para ver caer tu inversión un 50% sin entrar en pánico, no inviertas en la bolsa de valores”, ha dicho en distintas ocasiones.
También ha dicho que, al momento de invertir, “el pesimismo es tu amigo y la euforia tu enemigo”. Es mejor ser prudente que llevarse por grandes cambios en el momento.
Y, en el consejo de cierre, algo que refleja mucho de sus valores: “no es posible hacer un buen negocio con una mala persona (...) elige a las personas cuyo comportamiento sea mejor que el tuyo”.
La partida del Oráculo de Omaha como CEO de Berkshire Hathaway marca el cierre de un capítulo dorado en la historia de la inversión. Las acciones de la empresa cayeron 5% con la noticia, una prueba de la confianza de los inversores en su criterio.