
La política social que aplica Costa Rica se refleja en un gasto social alto en relación con el resto de los países de América Latina, pero el país tiene una carga tributaria que se ubica por debajo del promedio regional.
Así lo concluyó el estudio La Equidad en Costa Rica: Incidencia de la Política Social y la Política Fiscal, presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en conjunto con el Proyecto Commitment to Equity (Compromiso con la Equidad) de Tulane University.
Según el informe, el gasto social de Costa Rica contrasta con una carga tributaria por debajo del promedio y en caso de que no se incluyan las contribuciones a la Caja del Seguro Social (CCSS), sería una de las más bajas en la región.
Los resultados que presenta el documento fueron arrojados en un estudio realizado aquí por los investigadores Pablo Sauma y Juan Diego Trejos. Ellos analizaron la incidencia de la política tributaria y del gasto social en la desigualdad y la pobreza.
Según se concluye, en el 2011 Costa Rica registró un gasto social (educación, salud, seguridad y asistencia social, así como vivienda y otros) de un 22.6% del PIB,mientras que el promedio latinoamericano fue de 18.1%y en algunos países como Guatemala (7.9%) y República Dominicana (7.5%). Sin embargo otros países como Argentina (24.8%), Brasil (26.5%) y Uruguay (23.4%) registraron un gasto social mayor al de Costa Rica.
Respecto a la carga impositiva y considerando las contribuciones a la seguridad social, en 2012 fue de 21.6%, por debajo del promedio regional (22.2%). La carga tributaria del país tiene un énfasis mayor hacia los impuestos indirectos (4.9% del PIB) que hacia los directos (4% del PIB), lo que influye en que el sistema recaudatorio en su conjunto, pueda resultar regresivo y esto haya incidido en que la desigualdad permaneciera casi intacta en la última década. No obstante, esta carga, aunada a la de las contribuciones de seguridad social (8.1% del PIB), financia un significativo nivel de gasto social.
Yoriko Yasukawa, representante residente del PNUD, explicó que el estudio muestra que la desigualdad de ingresos medida por el índice de Gini desciende un 1.6% después de descontar los impuestos directos (pasa de 0.508 a 0.500).
No obstante, el efecto de agregar las transferencias directas es una reducción aún mayor, de 3.7% respecto al ingreso de mercado (pasa de 0.508 a 0.489).
Los cambios son pequeños, pero cuando se considera también el valor de las transferencias en especio de salud y educación sí se observa una reducción importante de la desigualdad, que baja a 0.393.
Según Yasukawa, el impacto de las transferencias monetarias son positivas y progresivas, pero el de las transferencias en especie (programas universales de salud y educación) es el más destacado, pues al aplicarse,la desigualdad cae un 22.6% respecto al ingreso de mercado. "Esto demuestra el valor trascendental que tienen en el gasto público la educación y la salud, que juntos abarcan cerca de un 14% del PIB".
Al analizar el efecto de las transferencias monetarias y el pago de los impuestos (sin considerar las transferencias en especie), el estudio demostró que la deducción de los impuestos directos da como resultado un aumento en el porcentaje de personas en pobreza.
Para el indicador de pobreza extrema no hay un cambio significativo, como sí ocurre para el indicador de pobreza total de 19.3% a 21.1%.
Por otra parte, las transferencias directas contrarrestan este efecto y muestran una importante contribución a la reducción de la pobreza.
Esto ocurre en especial para la extrema, la cual reduce en cerca de dos puntos porcentuales respecto a la calculada con el ingreso de mercado, sugiriendo una importante focalización de las transferencias hacia las personas con menores ingresos.
En el caso de los impuestos indirectosmuestran su carácter regresivo al aumentar la incidencia de pobreza extrema y total respecto de la calculada con el ingreso disponible, aunque con efectos distintos. La pobreza total resulta más alta luego de considerar el pago de los impuestos directos (23.6%).
Una proporción de la población en pobreza (a partir del segundo decil, que es el segundo más pobre) es pagadora neta de impuestos (considerando las transferencias monetarias que recibe del Estado, pero no las transferencias en especie).
La representante del PNUD también dijo queuno de los posibles caminos para financiar y potenciarlos buenos impactos de la política social y contribuir a reducir la desigualdad es mediante una reforma tributaria que aumente la recaudación para mejorar cobertura y calidad de los servicios sociales, y distribuya más equitativamente los ingresos, pero para ello se requiere un consenso y acuerdos sobre sus alcances y metas específicas.