Este jueves 2 de junio el Banco Central de Costa Rica (BCCR) realizó una intervención de venta de $45 millones para evitar que el precio del dólar se disparara más. Esta es una operación a cuyo volumen no se acercaba desde octubre del 2020.
El Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) cerró la jornada con $47,3 millones negociados, de los cuales la mayoría pertenecen a la operación del Central. Según se puede observar en el resumen del Monex, el día experimentó una presión al alza con un precio máximo de ¢695,50, sin embargo con la intervención se estabilizó a un promedio ponderado de ¢692,33, apenas diez céntimos por encima del día anterior.
Cabe destacar que desde el 1° de junio ya un banco —el CMB (Citi)— vende el dólar en ¢700, mientras que en el resto de bancos, financieras, mutuales de vivienda y cooperativas costarricenses el precio de venta ronda entre los ¢697 y ¢699 para el 2 de junio a las 3:56 p .m.
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Intervención inusual
El Central no intervenía con ventas que alcanzaran los ocho digitos desde el 28 de octubre del 2021, cuando vendió $19,5 millones en una operación de estabilización. Para encontrar cifras que se acerquen a las de este 2 de junio hay que remontarse hasta el 27 de octubre del 2020 con $41,9 millones.
El Central ha intervenido los cuatro días de la semana, algo que no hacía también desde octubre del 2020, cuando hizo operaciones de estabilización en las que vendió dólares durante 18 días seguidos.
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Las operaciones de esta semana fueron por montos de $7,9 millones, $7,8 millones, $9,8 millones y $45 millones el lunes, martes, miércoles y jueves, respectivamente.
La política del Central ha sido solo intervenir para evitar cambios abruptos. Desde que Róger Madrigal asumió el puesto de jerarca, ha repetido que el banco dejará que las fuerzas del mercado sean las que dicten el tipo de cambio.
El precio del dólar lleva desde inicios de la pandemia una tendencia alcista que se ha mantenido constante por poco más de dos años. El Central ha atribuido las presiones alcistas a la baja entrada de divisas debido a la caída del turismo durante la pandemia, el incremento en la demanda de dólares por el sector público no bancario para pagar deudas y la factura petrolera y a la alta dolarización de las carteras de inversión por parte de las operadoras de pensiones.