La producción de dispositivos médicos para el corazón, los ojos, y los dientes, entre otros, se perfila como la actividad que podría compensar la pérdida de puestos de trabajo y caída en la exportación que causará el cierre de la planta manufacturera de Intel.
Desde el 2013, antes de que esa firma global anunciara el traslado de su planta y el cese de 1.500 empleados, ya se proyectaba que el sector de manufactura médica se convertiría en el número uno de exportaciones para el 2015.
Así lo consideran Gabriela Llobet, directora general de la Coalición de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), y Carlos Wong, vicepresidente de la Asociación de las Zonas Francas (Azofras).
Según Llobet, se trata de un sector muy dinámico y robusto que se construye hace 15 años en el país y que tiene un continuo crecimiento muy importante.
“Hay grandes oportunidades para continuar consolidándolo y hacerlo crecer más”, dijo Llobet.
Wong coincide con ella al señalar que el efecto que dejará la firma global Intel a finales de año, cuando concluya su salida del país, va a ser compensado por las industrias médicas que estarán alcanzando los volúmenes de exportación de esa compañía.
“En tres años la industria médica va a superar esos volúmenes, además ya se está capturando a los desempleados que está dejando Intel. Lo están haciendo tanto las empresas existentes como las que vienen”, dijo Wong.
El empleo de este sector también ha tenido un crecimiento importante.
En la actualidad la industria médica genera 17.285 trabajos directos, en contraposición con solo 1.500 en el año 2000.
Según datos de Cinde, Costa Rica es el segundo exportador de dispositivos médicos de América Latina, después de México. El principal mercado es Estados Unidos, hacia donde el año pasado se exportaron cerca de $1.048 millones, de un total de $1.460 millones que se registraron.
De enero a mayo de este año, las exportaciones de dispositivos médicos crecieron 10% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
En promedio, el crecimiento anual de este sector, desde el 2003 es de 6,6%.
De mantenerse ese comportamiento, para el 2015 superaría los $1.800 millones en ventas.
Llobet recordó que Costa Rica es el sétimo suplidor a nivel global para el mercado estadounidense, lo que denota la gran solidez que tiene el sector.
Los productos manufacturados se exportan al resto de Norteamérica, Suramérica, Asia, Australia y Europa.
“Se trata de un cluster sólido y diversificado”, añadió Llobet.
La producción ha crecido conforme también aumenta el número de empresas que se han instalado en el país.
En el 2000, el sector de ciencias de la vida contaba con 8 compañías. Actualmente son 57 las que operan en Costa Rica, entre ellas 5 de las 10 líderes mundiales del subsector cardiovascular.
Algunas de esas empresas globales son St. Jude Medical, Hospira, Abbott, Boston Scientific, Arthrocare, Covidien, Volcano y Coopervision, entre otras.
La huella de Intel
Intel llegó a representar el 20% de las exportaciones del país.
De acuerdo con cifras generadas por Procomer, en el 2013 esa compañía exportó $3.266 millones, mientras, los equipos de precisión y médicos vendieron en el exterior $1.460 millones.
Aún no se tienen datos del impacto total que el cierre de la planta tendrá en las estadísticas porque el proceso es paulatino y está en marcha actualmente.
No obstante, para Wong, el cálculo debe hacerse con un efecto neto. Es decir, si bien se van a perder exportaciones de Intel, también se perderán importaciones.
“El efecto importante para el país es en la balanza de pagos. Ese efecto va a ser compensado por las industrias médicas”, dijo.
Timothy Scott, gerente de Asuntos Gubernamentales de Intel, señaló que con la llegada de esa empresa a Costa Rica se generó una atracción de inversión de alto valor agregado y uno de esos resultados es precisamente el sector de ciencias de la vida.
“El que seamos un país diversificado nos hace muy fuertes. Si va a compensar o no, es algo que veremos en el futuro, pero creo que es muy positivo para el país tener la diversificación”, añadió.
Más encadenamientos
Con el crecimiento de la industria médica también se espera que se desarrolle un mayor encadenamiento de las compañías globales con empresas costarricenses que puedan servir de proveedoras.
Se requerirán cada vez más pequeñas y medianas empresas que produzcan diversos tipos de piezas y componentes lo que aportaría mayor integración y valor agregado a la producción nacional.
“Intel es una empresa muy importante para Costa Rica, generó una gran escuela y por decirlo de alguna forma, el nuevo Intel constituye todo este grupo de empresas de implementos médicos que deben encadenarse aún más a las nacionales”, añadió Wong.
Wong incluso cree que las inversiones de las empresas de dispositivos médicos radicadas en el país van a superar lo que Intel ha hecho hasta el momento.
“Es un crecimiento quizá más pausado, pero más sostenido con alto nivel de capital. Se están ampliando las operaciones y eso va a continuar”, añadió.
Ante este panorama, el país tiene como reto impulsar las cadenas globales para aprovechar cada vez más la IED.